21/07/2025
Zitácuaro y el relevo generacional que ya no puede esperar
Por: Jan Charlie
En Zitácuaro, los hilos del poder siguen en manos de los mismos, el discurso de renovación se repite cada elección, pero al final del día, las candidaturas terminan reciclando apellidos, arreglos cupulares y lealtades de antaño. Hoy, sin embargo, hay un cambio que ya no se puede esconder, la presión desde abajo, esa que viene con rostro joven y voz propia, exige más que aplausos simbólicos, exige espacios reales.
La crítica fácil dice que “los pollos aún no tienen plumas y ya quieren cantar”,… Pero esa frase, repetida por quienes llevan décadas trepados en la política local, ya no sostiene el peso de una realidad distinta.
Los jóvenes en Zitácuaro no sólo tienen plumas, tienen vuelo, y están cansados de ser usados como figuras decorativas en campañas o como carne de cañón en procesos que de antemano están pactados.
Veamos nombres en el PRD, Júpiter Sandoval no solo ha recorrido secciones electorales, ha sostenido al partido desde la base. Kasandra Muñoz ha mostrado temple organizativo, y Eduardo Vázquez Saavedra conoce de operación política sin simulaciones. En el PT, liderazgos como Tonantzin Sandoval, Karina Aguirre y Rosy Castro no necesitan pedir permiso para hacer trabajo territorial, lo están haciendo y lo hacen bien.
El Partido Verde, con Karen Sánchez al frente, es de los pocos que ha cedido el control formal a jóvenes, esa apuesta no es menor, porque implica poner en juego estructuras, recursos y decisiones estratégicas. Movimiento Ciudadano tampoco se queda atrás, Samantha Lozano, Moisés Albarrán y Rafael Colín Pérez han dado muestras claras de oficio político y vocación social.
Hasta en partidos tradicionalmente cerrados como el PAN y el PRI hay señales. Karen Díaz y Diego García en Acción Nacional han sabido articular propuestas más allá del guion. Javier Macotela ha sabido plantarse con argumentos. En el PRI, que hoy camina con muletas, aún hay jóvenes con fuerza como Aldo Argueta, que podrían rescatar lo poco que queda si se les dejara hacerlo sin ataduras.
El problema no es la falta de cuadros jóvenes, el problema es el filtro de siempre, los que dicen quién sí y quién no puede competir, los que juegan a la democracia pero operan con listas cerradas y dedazos disfrazados de consenso.
Se acercan los procesos internos, y si los partidos no abren las puertas de verdad no solo las ventanas, perderán no solo elecciones, perderán relevancia, porque la juventud ya no está pidiendo permiso, está exigiendo lugar…, y con justa razón.
Zitácuaro no puede seguir secuestrado por los mismos rostros de siempre, la transición generacional no es una moda, es una necesidad democrática, no se trata de destruir lo anterior, sino de sumar nuevas miradas, otras formas de hacer política, más cercanas, más honestas.
La vieja política tiene que entenderlo, ya no basta con descalificar con frases trilladas, hay jóvenes con trayectoria, preparación y trabajo real que han dejado de ser “promesas” para convertirse en alternativas concretas, si no los ven, es porque no quieren verlos, y eso también será juzgado en las urnas.
Porque si no se apuesta hoy por nuevos liderazgos, mañana no habrá ni partido ni base que defender, Zitácuaro merece una política más justa, más representativa y más valiente, no es cuestión de edad, es cuestión de decisión.
Y el tiempo de decidir… es ahora.