23/05/2024
⚡El luchador jamaiquino Dorrel Dixon también conocido como El Apolo o El Coloso de Ébano, llegó a México durante los juegos Centroamericanos y del Caribe de 1954(er), representando a su país como levantador de pesas. Aquí encontraría su destino y su vocación en la Lucha Libre, donde desarrolló una longeva y exitosa carrera de más de treinta años. Con su propia experiencia comprobó su tesis de que "un luchador cuidado al cien por ciento podrá rendir a los cincuenta años de edad más que un luchador de veinte, cuya vida sea desordenada".
A mediados de la década de los ochenta, quien combinaba el arte del catch con su labor espiritual como pastor de la iglesia Adevenetista del Séptimo Día, expuso a Lourdes Grobet los principios y hábitos que hicieron posible su increíble trayectoria, en los términos que siguen: "El fisicultor trata de buscar la mejor imagen del hombre y, así, combinando la salud física, mental y espiritual encontrará la mejor forma de vivir". "Es imposible vivir mal con un cuerpo sano y una forma sana de ser"(er). "La salud es como un tesoro. Una vez que la tienes quieres más". "Me levanto a las seis de la mañana y hago mis ejercicios; primero corro, luego siguen las abdominales, ejercito piernas, brazos, hombros; después me doy una ducha y desayuno comida vegetariana. Así continúo todo el día. Una vida así mantiene las mentes de los muchachos ocupadas" ("Dorrel Dixon, El Apolo de Ébano", por Francisco Ortiz, 'Espectacular. El Mundo de la Lucha Libre', #5, 12/01/87. (ER)Entrevista a Dorrel Dixon con Lourdes Grobet, inédita, 1985).