04/08/2025
✅ Un “gen ahorrador” podría proteger a la comunidad wixárika del síndrome metabólico
Un grupo de investigadores del Centro Universitario del Norte (CUNorte) de la Universidad de Guadalajara ha identificado un hallazgo genético significativo en jóvenes de la comunidad wixárika del norte de Jalisco: la ausencia de una variante genética asociada con enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión y la obesidad. Este descubrimiento sugiere que esta población podría contar con una protección natural frente al llamado síndrome metabólico.
El estudio, titulado “Comparación de genes que al interactuar con factores nutricionales y estilo de vida pueden desencadenar efectos fisiopatológicos en individuos wixaritari y mestizos del norte de Jalisco y sur de Zacatecas, México”, fue incluido en el libro Avances de la ciencia y la tecnología para el desarrollo sustentable, editado por el propio CUNorte. En él participaron los investigadores María José Madera Herrera, Edgar Oswaldo Zamora González, Ana Cristina Núñez González y Vidal Alejandro Medina Vázquez.
Para este trabajo, se realizó un análisis de ADN a 50 jóvenes de entre 18 y 25 años: 30 de ellos mestizos y 20 wixaritari, todos con ascendencia familiar comprobada. El objetivo fue comparar la presencia de dos variantes genéticas (rs1801133 y rs13306560) relacionadas con trastornos metabólicos. El hallazgo más relevante fue que ninguno de los participantes wixaritari presentó la variante rs13306560, lo cual sugiere la presencia de un “gen ahorrador”, es decir, un componente genético que permite conservar energía durante periodos prolongados de ayuno, lo cual pudo haber sido una ventaja evolutiva en contextos de escasez alimentaria.
Este rasgo genético, sumado al bajo consumo de alimentos ultraprocesados y a la permanencia de dietas tradicionales, podría explicar por qué esta población indígena presenta una menor incidencia de enfermedades metabólicas en comparación con otros sectores de la población mexicana. Sin embargo, la investigadora María José Madera Herrera advierte que esta ventaja genética no es definitiva. Factores como el cambio en los hábitos alimenticios, la urbanización o el aumento del consumo de productos industrializados podrían modificar la incidencia de estas enfermedades incluso en comunidades que actualmente están protegidas por su genética y estilo de vida.
El estudio también identificó la presencia de la variante rs1801133 en los participantes mestizos, lo cual se interpreta como un marcador del mestizaje que se originó con la llegada de los colonizadores europeos. A diferencia de esto, la comunidad wixárika ha mantenido históricamente un acervo genético más estable, resultado de su aislamiento relativo y de la continuidad de la descendencia dentro del mismo grupo étnico.
Aunque esta investigación se centró únicamente en dos variantes genéticas, los autores consideran necesario ampliar el estudio a otros genes que podrían revelar más resistencias o vulnerabilidades frente a enfermedades comunes en la población mexicana. Su trabajo no solo representa un avance en la comprensión de cómo la genética y el entorno interactúan en las comunidades originarias, sino que también plantea nuevas preguntas sobre la importancia de la diversidad genética en la salud pública.
En un contexto donde las enfermedades metabólicas van en aumento, este tipo de estudios resalta la necesidad de proteger y valorar no solo el patrimonio cultural de los pueblos originarios, sino también su riqueza genética, que podría ofrecer pistas valiosas para la prevención de enfermedades a nivel nacional.