
06/08/2024
Comencé a predicar en el año 2014, cuando comencé y alguien me invitaba decía que si con mucha seguridad, pero luego entraba en un estado de nervios que no me dejaba dormir, pensaba.. “No eres sabio, no dominas la biblia, no tienes experiencia, no tienes buen léxico, te equivocas mucho”, demás estar decir que llegue a vomitar antes de subir a un altar, por el nivel de stress que tenía.
Siempre pensaba que era un tema de ser principiante, que al tiempo lo podría dominar y que llegaría el momento que no lo sentiría. 10 años más tarde me doy cuenta que los nervios siguen igual al primer día, que aveces aún me dan ganas de salir corriendo cuando tocará mi parte.
Entendí que no nos podemos hacer profesionales en la unción, solo somos marionetas en las manos de Dios, que por su gracia le plació o le dio la gana de escoger algo inservible como vehículo para llevar su obra. El día que sintamos que dominamos el escenario sabremos que estamos trabajando autónomos al Espiritu Santo. Tú y yo somos títeres del Espíritu! No se trata de ti, se trata de El.
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