01/10/2024
*LOS REVOLUCIONARIOS NO SE DESPIDEN*
Al ciudadano común, nunca se nos enseñó a luchar, y mucho menos a valorar y dimensionar nuestro gran patrimonio ancestral, el neocolonismo como lo menciona Guillermo Marín, nos ha mantenido en una profunda amnesia cultural, y hemos sido sometidos inmisericordemente a una batalla ideológica contra nosotros mismos.
Pues en la dicotomía del pensamiento, siempre tratamos de asumir la postura del invasor encomendero patriotero moderno, globalizado, para quien siempre es dable el discurso que los intelectuales asumen, y no del pensador propio de la civilización milenaria, del hermano de lucha y de desprecio.
Ha sucedido algo por demás curioso en estos últimos cinco siglos, de feroz exclusión, económica, política, social y cultural, hemos asumido como nuestro el discurso difamatorio y doloroso de los vituperadores de la elite. que estos seis años no vieron ni escucharon nada, y aprovechan el final del sexenio para querer colarse de nuevo, del sótano intestino de la historia, al siguiente eslabón de nueva cuenta con sus opinologos embaucadores y mucho tiempo silenciologos del cambio, únicamente para rendirse a la crítica de estos seis años.
Pero el pie a dado su paso hacia adelante, aunque a nuestro inconsciente político le cueste verlo, y nuestro condicionamiento cognoscitivo salga a flote, hoy somos testigos en un corto periodo de los cambios más profundos y grandes de un estado, como no sucedía desde la revolución mexicana, y sobre todo de una manera pacífica.
No se puede cuestionar lo que vino de las aplastantes derrotas a las tres fuerzas políticas que dominaban el escenario político, en los tres niveles, hoy solo están en el teatro de una oposición debilitada sin sustento ni aproximación, pues todo lo que señalan del sistema, fue lo que un día, ellos mismos construyeron, a su modo e interés, sobre todo hoy más que nunca es importante hacer énfasis, en que Andrés Manuel no era un peligro para México, hoy los empresarios aceptan como bueno el panorama de descentralización económica, y se amalgaman con estabilidad los enormes beneficios.
El enorme desafío es soltar nuestra lucha fratricida, hacer surgir el pensamiento decolonial y la actitud permanentemente critica sobre nuestra identidad ancestral, hoy mas que despedir el periodo del Presidente Andrés Manuel, es justo celebrar sus 48 años de lucha social, participo en siete elecciones, victima de fraudes electorales y descalificación política, es verdad que no todos reconocen o reconocerán su historia, pero como refiere el filosofo español José Antonio Marina Torres, “lo respetable es el derecho a opinar, pero no todas las opiniones merecen nuestro respeto”, no sería justo ni tampoco digno aceptar las miles de mentiras que se dicen de él.
Hoy no podemos despedirlo, pues se ha ganado un lugar en la historia, pero sobre todo por que los revolucionarios no se retiran, sus hechos y palabras, estarán ahí, para inspirar otros movimientos, otras mentes, con la fuerza de sus ideales, y para alzar la voz cuando sea necesario. Presidente los revolucionarios no dicen adiós, su legado alcanza la inmortalidad cuando eres capaz de sentir la condición más grande del revolucionario, “que la lucha nunca termina”.