
10/06/2025
NEPOTISMO DESCARADO EN JEREZ: EL AYUNTAMIENTO ENTRE AMIGOS, FAMILIARES Y SILENCIOS CÓMPLICES
La administración municipal de Jerez vuelve a estar en el ojo del huracán. Esta vez no por logros, transparencia o impulso económico, sino por una cadena de señalamientos graves sobre presunto nepotismo, favoritismos y complicidades políticas que no han sido desmentidas, ni mucho menos atendidas, por el alcalde Rodrigo Ureño.
Los recientes nombramientos en el Instituto Jerezano de Cultura y en el Departamento de Turismo han encendido las alarmas. La designación de Selene Muñoz como titular de Turismo ha generado amplio malestar social, no sólo por la opacidad en su proceso de elección, sino por su presunta cercanía con el director del SIMAPAJ, Jesús “Chuy” Castañeda, cuya influencia en áreas fuera de su competencia ha sido duramente cuestionada.
Lo más preocupante no es sólo el nombramiento en sí, sino el contexto en el que se da: Jerez ha sido señalado por convertirse en una red de acomodos familiares dentro del ayuntamiento, donde múltiples puestos estratégicos están ocupados por parientes del propio director de SIMAPAJ, del secretario de Gobierno, de los hermanos Dávila, y de regidores que, lejos de vigilar la administración pública, la encubren.
En esta red de intereses también se menciona al regidor Javier Cabral, conocido como “Chicharito”, quien, según versiones que circulan en distintos sectores, ha evitado pronunciarse o tomar acción ante los evidentes casos de tráfico de influencias y clientelismo que afectan directamente la confianza de la ciudadanía.
Es inadmisible que, en lugar de atender estas denuncias, la presidencia municipal opte por el silencio o por justificar decisiones como si se tratara de un “premio a la confianza”, cuando lo que está en juego es el futuro turístico, cultural y económico de todo un municipio.
La ciudadanía merece respuestas, no simulaciones. Jerez no puede seguir gobernado como si fuera una empresa familiar o un círculo de amigos donde se premia la lealtad política por encima de la capacidad, la experiencia y el mérito.
No lo decimos nosotros: lo dice la gente en las calles, en las redes, en los medios locales. Lo señala el clamor popular cada vez más hastiado de que se repartan los cargos públicos como si fueran trofeos privados.
Rodrigo Ureño debe entender que el silencio también es una forma de complicidad. Y frente a esta cadena de señalamientos, no hacer nada lo convierte en responsable directo del deterioro institucional de su gobierno.
En Jerez, ya no caben más excusas. El municipio exige una limpia urgente del nepotismo, el clientelismo y las redes de favores. La política no puede seguir al servicio de unos cuantos.
Es hora de que la autoridad actúe con valor o dé un paso al costado.