22/07/2025
ABCdario
Por Víctor Octavio García
¡Qué tiempos aquellos!
* “Chingue a su madre el de la silla 540”
Con cariño y respeto a Aracely Cárdenas, hoy en su cumpleaños (entrega publicada el 17 de octubre de 2017)
Estaba por concluir el 2001, Leonel Cota gobernaba está tierra con un poder avasallador; los cabecillas del “mercadismo” acaban de pasar una rigurosa “cuarentena” en el Cereso y algunos eran perseguidos por aire, mar y tierra por el “guerito de Santiago”, entre ellos Román Guadalupe Pozo Juárez, protagonista de esta anécdota. Román, como todo un vago, nunca se perdía una pelea (box) y Leonel, que tampoco canta mal las rancheras, se despojaba de su investidura como gobernador e iba a los encuentros boxísticos cada vez que se presentaba la oportunidad acuerpado siempre por el “Pulga” Cota, su fiel amigo y entrenador de cabecera.
Un sábado -sábados de box- se anunció una gran pelea en el estadio Arturo C Nalh (no recuerdo los nombres de los peleadores) y ora es cuando; Román, con todo y la sangre caliente como el clásico de los Tigres del Norte; “/Yo quiero aventarme un tiro, con el negro, con el blanco y con el giro/en este corral yo mando; no se metan con lo mío/ no porque sean de palenque van a creer que yo me espanto de un bólido/; mi madre no era corriente y mi padre si era fino”, compró boletos en ring side para no perder detalles del encuentro y Leonel, como gobernador, también en ring side, en primera fila, tres filas delante de Román y su palomilla; Guillermo Salgado, el Chiquis Renero, el Tony Ortega y Gastón Castanier, pura palomilla brava.
Se llega la pelea estelar con el “Killiky” como referí; se anuncia el primer rounds que fue de reconocimiento; golpes volados y ganchos en el vacío; termina el primer rounds en un ambiente que comenzaba adquirir calor, se anuncia el segundo rounds y se pará Román Pozo y grita a pecho abierto, “chingue a su madre el de la silla 540”, todo se vuelve silencio y unos y otros se voltean a ver, termina el segundo rounds y de nuevo Román se levanta de su asiento y grita más fuerte, “chingue a su madre el de la silla 540”, todo mundo se queda “pajareando”. Anuncian el tercer rounds y otra vez Román grita a pulmón abierto, “chingue a su madre el de la silla 540”; el “Pulga” Cota ya inquieto se levanta de su asiento y revisa el respaldo para ver en qué silla está sentado Leonel (curiosamente no es la silla 540; Leonel inmediatamente se levanta y hace su salida “espichadito” de la pelea con el “pulga” Cota y dos o tres de sus colaboradores, en ring side todo es silencio; Guillermo Salgado y Gastón Castanier por curiosidad checan el número de la silla donde estaba sentado Román y es la silla 540 y sueltan la carcajada, “puta madre, que ca**ón eres Román, corriste a Leonel”, a lo que Román les contesta con una tremenda tranquilidad; “yo no lo corrí, se fue solito”. En Leonel cupo la prudencia y mejor se retiró, consciente que aquello era un “tirito” directo de Román contra él.
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