
16/12/2024
Hoy apareció una nueva obra de Banksy, la foto de la pieza fue publicada en su cuenta oficial.
Aún no se sabe dónde está la pintura pero pronto la encontrarán. Esa es la magia que tiene el artista. Su anonimato, atado a su aguda crítica política y social a través del arte callejero, lo convierten en un brillante acertijo.
Ahí vive su leyenda.
Las interpretaciones de ésta –y todas sus obras– son tan diversas como sui géneris.
Yo veo una antigua especie de «Madonna» o virgen, sacada de una pintura clásica, quizás de Judea, Cananea o Europa Occidental, alimentando a un bebé. No sé si son balas o unas viejas salidas de agua con tuberías oxidadas, las que se vuelven parte fundamental de la obra. Una de ellas, en el seno de la mujer, atrae toda mi curiosidad.
¿De qué alimenta a esa niña o niño? ¿Tiene alguna alusión religiosa? ¿Por qué el bebé parece angustiado?
Noto la técnica de «stencil» que es el sello distintivo de Banksy, pero también veo pintura acrílica o al óleo. El bebé tiene facciones que sugieren miedo. La mujer es fuerte.
Es fascinante la manera que domina el uso del «spray», usando la cantidad y la presión exacta, resaltando sombras y brillos, definiendo gestos, doblajes de ropa, marcas en el cuerpo y facciones en los rostros.
También aprovecha muy bien el fondo de concreto para su paleta de colores. La obra tiene mucho detalle, y pensemos que lo más seguro es que tuvo que pintar esto a escondidas, con el tiempo en su contra, y burlando la ley. O quizás no.
Celebro que lo siga haciendo. Que siga pintando y siga manteniendo ese misterio y desprendimiento de su identidad ante la fama que a millones nos emociona. Yo no sé si sería tan feliz sin el arte de Banksy.
Alonso Monroy Conesa/ 16 de diciembre 2024