
10/06/2025
"Recordar es volver a vivir" 🕊️
Un homenaje de amor, fe y memoria
Junio 2020
Era junio, y el mundo se encontraba sumido en el silencio de una pandemia que cambió nuestras vidas. Pero en medio de ese silencio, en un humilde hogar lleno de fe, una voz se alzó entre las sombras con fuerza, esperanza y devoción. Fue ahí, en el corazón de un joven, donde nació una llama que hasta hoy sigue ardiendo: la devoción particular a San Antonio de Padua.
Ese joven era César Alejandro Gamboa Tun, un alma luminosa que, con humildad y determinación, decidió que no habría distancia ni encierro que impidiera rendir honor al Santo Patrono de su comunidad.
Desde su hogar, rodeado de su familia, con un rosario en las manos y una fe que lo envolvía como un manto de luz, dio inicio a una tradición que marcaría para siempre los corazones de quienes lo rodeaban.
En aquel primer año, no hubo música, no hubo procesión, pero hubo algo más grande: la voluntad de un joven que entendía que cuando se actúa desde el amor, lo pequeño se convierte en eterno. Fue ahí, en ese primer rosario, donde la historia comenzó.
Junio 2021
Un año después, la semilla que Alejandro había sembrado germinó con fuerza. Su corazón inquieto y su fe imparable no se conformaron con un solo día de oración. Ese año, organizó por primera vez un novenario completo, sumando ocho días de plegarias a la devoción inicial.
El 13 de junio de 2021, se vivió un acontecimiento sin precedentes: una procesión cargada de emociones, música, colores y fe. Al ritmo de la charanga y acompañado por jaraneros, Alejandro encabezó el recorrido con la imagen de San Antonio, rodeado de personas que, con él, encontraron una nueva manera de conectarse con su espiritualidad.
La comunidad se unió como nunca. Las calles se llenaron de cantos, el incienso se mezclaba con las oraciones, y en los ojos de todos se veía una certeza: la devoción de Alejandro no era pasajera, era una misión. Ese día culminó con un convivio lleno de alegría, música viva y gratitud, y el nombre de Alejandro empezó a resonar como símbolo de fe, entrega y amor por su gente.
Junio 2022
Con cada año que pasaba, la devoción se hacía más fuerte, más sentida, más verdadera. En 2022, la comunidad ya sabía que en la casa de Doña Nancy Tun y Alejandro Gamboa, se respiraba fe en junio. Los novenarios se convirtieron en encuentros esperados, en espacios de recogimiento, pero también de encuentro y esperanza.
Cada noche, la casa se llenaba de oraciones, de corazones abiertos, de miradas que buscaban consuelo y que encontraban en Alejandro una guía espiritual sin pretensiones, natural, genuina.
Él no era un líder impuesto: era un líder elegido por la vida, por la fe, por el amor que irradiaba.
El 13 de junio, una vez más, la procesión fue un acto de entrega. Alejandro caminaba con paso firme, junto a su madre, rodeado de una comunidad que lo reconocía como el alma de esta celebración.
Había música, sí, había jaraneros, sí… pero lo que más resonaba ese día era el latido compartido de una fe que se tejía como un lazo invisible entre todos. La devoción ya no era de uno: era de muchos, gracias a él.
Junio 2023
Y entonces llegó el año que nadie quería enfrentar.
El año en que la luz más brillante ya no estaría con nosotros físicamente.
César Alejandro Gamboa Tun, el joven que con tanto amor construyó esta devoción, partió al encuentro con Dios. Su partida dejó un vacío inmenso, un silencio profundo, una herida que aún no cierra.
Pero también dejó algo más: una herencia de fe que ni el tiempo ni la muerte pueden borrar.
Ese año, la devoción se vivió entre lágrimas y recuerdos. Cada oración dolía, pero también sanaba. Cada vela encendida era una ofrenda de amor. Cada paso en la procesión fue un homenaje a su memoria, un acto de valentía para decir:
“Alejandro, seguimos contigo. No te has ido. Vives en esto que tú comenzaste.”
Junio 2024
Pasó un año. Y aunque la ausencia se siente en cada rincón, también se siente su presencia en cada gesto, en cada flor, en cada rezo. La familia Gamboa Tun, con el corazón fuerte, tomó la antorcha. Doña Nancy, su madre, su cómplice de fe, levantó el altar, convocó los rezos, y con la voz temblorosa, pero firme, volvió a encender la devoción.
Este año se celebraron cinco años de esta tradición sagrada, y se pidió no solo por la intercesión de San Antonio, sino también por el alma de Alejandro, que hoy es guía, inspiración y ángel guardián.
Porque esta devoción ya no es solo un acto religioso:
Es una historia de amor entre un hijo y su comunidad, entre un joven y su fe, entre una madre y su promesa de continuar.
Junio 2025
Hoy, después de dos años de pausa, la estructura vuelve a levantarse.
Las flores vuelven a adornar el altar. Las velas vuelven a brillar.
Y el nombre de Alejandro se pronuncia no con tristeza, sino con amor profundo.
La fe revive. La promesa se cumple. El legado continúa.
Los 9 novenarios se realizan con el mismo amor que él enseñó. Y aunque ya no lo vemos al frente, sabemos que está ahí:
En el murmullo del rosario.
En las risas tímidas de los niños.
En el paso firme de su madre.
En cada rincón de su casa, que ahora es casa de todos.
Este año, además, la devoción a partir del 12 de junio tendrá nuevas actividades en vísperas de la gran fiesta en honor a San Antonio.
Se celebrará la octava novena cantada a las 11:00 p.m., a cargo del talentoso Marco Palmero música religiosa, como antesala a la celebración, una serenata especial al Santo Patrono, con la participación del Mariachi Tequila de Molas, Yucatán.
El día 13 de junio, el más esperado para todos y cada uno de nosotros los Tzacaleños, se vivirá con el alma en alto:
En la Casa de quien en vida fue el fundador, se llevará a cabo la última novena en honor a San Antonio de Padua a las 9:30 a.m.
Después, tendrá lugar la entrada de la Promesa 2025 por parte de la familia Gamboa Tun, renovando su compromiso con la fe y con el legado de Alejandro.
Y para cerrar con broche de oro, la honorable procesión del Santo Patrono, encabezada por Doña Nancy Tun, madre del fundador, acompañada de los representantes de municipios y del Grupo Jaranero Independiente San Antonio de Padua de esta hermosa localidad de Tzacalá.
Finalmente, la fiesta culminará con un animado baile popular, a cargo del grupo musical Tromidicos Musical de Felipe Ku, en un ambiente de alegría, tradición y memoria.
Él no se ha ido. Está en todo.
Y es por eso que, con orgullo y con el corazón lleno, hoy esta tradición lleva su nombre:
“Devoción Particular en Honor a San Antonio de Padua de Alejandro Gamboa Tun” ➕
Porque recordar es volver a vivir.
Y mientras vivamos, te recordaremos, Alejandro.
Con cada vela encendida, con cada oración, con cada flor.
Gracias por regalarnos fe, unión y amor.
Gracias por enseñarnos que, cuando algo nace del alma, se convierte en eternidad.
🕊️ Descansa en paz, querido Alejandro. Tu luz sigue guiando nuestro camino.
🕯️ Tu devoción no terminó. Apenas comienza una nueva eta