Leyendas matehuala

Leyendas matehuala bienvenidos a nuestra página
De Leyendas noticias memes
y más un poco de todo

02/07/2025

Leyenda del Real de Catorce

02/07/2025

Saben donde están más ricas las pizzas en matehuala

Ya duermanse, o les va a aparecer Florinda Meza
02/07/2025

Ya duermanse, o les va a aparecer Florinda Meza

02/07/2025

Relato de Adolfo Ortiz
Hechos ocurridos en Dolores Hidalgo, Guanajuato.

Hola, ¿qué tal? Voy a contarte la historia tal como mi compadre me la contó. Trataré de hacerlo en primera persona para que sea más fácil de entender.
“Siempre me pregunté por qué mi papá no nos dejaba jugar en el patio, lavar ropa o simplemente salir de la casa después de que se metía el sol. Cuando mis hermanos o yo intentábamos salir de noche, mi ’apá se enojaba bien feo y nos regañaba. Nunca anduvimos ahí solos en las noches. Cuando tenía 12 años, le pregunté a mi ’apá por qué se enojaba tanto si queríamos salir de noche, y entonces me contó:

—Antes de que tú nacieras, tuvimos una niña, tu hermana. Antes de venirnos al rancho, tu mamá y yo vivíamos a las faldas de un cerro, allá los tres. Cuando tu mamá se alivió, el médico le dijo que debía guardar reposo, y así le hicimos. Yo llegaba de la labor y ya encontraba a tu ’amá haciendo la comida o dándole de comer a la bebé. Pero ese día fue distinto… Llegué y no oía ningún ruido. Entré pronto a la casa y tu ’amá estaba dormida, pero bien profundo. Yo le gritaba y la movía, y no’más no despertaba.
Luego pensé: ¿Dónde está la bebé? Porque no la tenía a un lado como siempre la acostaba.
La busqué y la encontré debajo de las cobijas, allá por los pies, toda morada y sin moverse. Tu ’amá se despertó no sé cómo, y llevamos a la niña al centro de salud. Ahí nomás la vieron, les contamos cómo estuvo todo, pero dijeron que según fue muerte natural. No quisieron ni sacarla de las cobijitas. Que los bebés, por estar chiquitos, a veces dejan de respirar, o que a lo mejor las cobijas la ahogaron.

Total, nos trajimos a la niña a la casa, y tu mamá la estaba cambiando para ponerla en la cajita y enterrarla… y fue cuando le vimos que en la pancita traía una mordidota fea y morada alrededor del ombligo. Su carnita se sentía bien floja y blandita, como si nomás el cuero tapara los huesitos. Con el tiempo supimos que no era el primer bebé en irse así en el rancho. Decían que las brujas los chupaban, y que dormían a la mamá y al tata. Querían a los niños que no estaban bautizados. Y yo estoy seguro que una maldita de esas se comió a tu hermana.
Y esa fue la explicación de por qué mi ’apá no nos dejaba solos en las noches, ni llegaba tarde de la labor. En cuanto oscurecía, se echaba a dormir junto con nosotros. Y si un niño nacía, lo llevaban a bautizar luego, luego.”

Título: “La mujer del monte”Narrador: Elías AndradaMi nombre es Elías Andrada. Tengo 36 años y crecí en Santiago del Est...
02/07/2025

Título: “La mujer del monte”
Narrador: Elías Andrada

Mi nombre es Elías Andrada. Tengo 36 años y crecí en Santiago del Estero, en un pequeño pueblo llamado El Barrial. Aunque desde hace más de una década vivo en la ciudad, hay algo que viví en mi adolescencia y que aún hoy, más de veinte años después, me persigue en sueños. Algo que intento olvidar, pero no puedo.

Todo comenzó cuando tenía 17 años.

En aquel entonces, mi mejor amigo era Julián. Nos criamos juntos, íbamos a la escuela en bicicleta, cazábamos iguanas y pescábamos en el canal seco durante los veranos eternos del norte. Un día, después de una fuerte tormenta, decidimos explorar una zona del monte a la que nadie del pueblo se atrevía a ir: El Rincón del Alma Perdida.

Un nombre extraño, lo sé. Lo llamaban así desde antes que yo naciera. Decían que quien entraba allí… cambiaba. O no volvía. Que los animales evitaban el lugar. Que el aire mismo se volvía denso.

Pero nosotros éramos adolescentes. Confiábamos más en nuestras linternas que en las advertencias de los viejos.

Entramos por la tarde, cargando dos mochilas con agua, galletas y una radio. El monte estaba húmedo, espeso, como si las plantas se cerraran tras nosotros. Julián se reía. Decía que si encontrábamos el alma perdida, le pediría que lo ayudara a pasar matemáticas.

El sendero se hacía cada vez más angosto, hasta que llegamos a un claro.

Y ahí la vimos.

Una mujer.

Estaba de espaldas, de pie, con un vestido blanco que parecía flotar, sucio de barro en los bordes. Su pelo negro caía hasta la cintura. Estaba inmóvil, como si el viento no la tocara.

Nos detuvimos.

—¿Señora? —gritó Julián—. ¿Está bien?

La mujer no respondió.

Nos miramos, dudando.

Y entonces giró lentamente la cabeza.

Solo la cabeza.

El cuerpo seguía de espaldas.

Sus ojos eran completamente negros. No tenía pupilas. No tenía brillo. Su boca estaba cerrada, pero en los costados… como si la piel estuviera desgarrada hacia las mejillas.

Dimos un paso atrás.

Y desapareció.

No caminó. No se desvaneció en partes. Simplemente… ya no estaba.

Corrimos. Caímos. Nos rasguñamos con las ramas. Y no importaba cuánto corríamos… el claro volvía a aparecer frente a nosotros.

La noche cayó de golpe. La linterna dejó de funcionar. La radio solo emitía un susurro lejano, como si alguien llorara al otro lado.

Julián comenzó a decir que sentía su voz cerca. Que lo llamaba por su nombre.

Yo lo tomé del brazo. Le rogué que me mirara.

Pero él solo quería volver al claro.

—Ella está triste —decía—. Está sola. Tengo que quedarme.

Lo arrastré con todas mis fuerzas. Grité. Le pegué. Hasta que reaccionó y comenzamos a correr de nuevo.

No recuerdo cómo salimos del monte. Solo sé que amanecía y nuestras ropas estaban rotas, cubiertas de tierra.

Julián no volvió a ser el mismo.

Empezó a tener pesadillas. Se encerraba por horas. Decía que ella lo seguía, que lo llamaba por las noches. Que veía su silueta parada en el patio, mirándolo.

Una noche, desapareció.

Lo encontraron días después, en una zona lejana del monte. Vivo, pero en shock. Decía que ella le cantaba en sueños. Que se lo había llevado, pero lo devolvió porque “no estaba listo”.

Lo internaron.

Yo me fui del pueblo a los meses. No soportaba vivir tan cerca del monte. No soportaba el recuerdo de esos ojos.

Durante años, intenté convencerme de que fue una alucinación. Un truco de la mente. Pero aún hoy, a veces, en la madrugada, me despierto con el sonido de ramas moviéndose… aunque no haya árboles cerca.

Y juro que la veo.

De pie, al borde de mi cama. Sin rostro. Sin ruido.

Solo mirando.

Esperando.

Como si yo sí estuviera listo.

02/07/2025

DOS HOMBRES MUEREN DE PARO CARDÍACO AL MISMO TIEMPO: ERAN AMIGOS

JUNTOS HASTA EL FINAL

Un taxista que vio a su compañero y mejor amigo sufrir un infarto en una parada de taxis también sufrió un ataque cardíaco mientras intentaba ayudarlo; ambos fallecieron. Que dolor

El incidente ocurrió en el distrito de Karsıyaka, en Esmirna Turquía.

😆    EL DESBORDAMIENTO DEL ARROYO EN LOMA BONITA, SE LLEVÓ HASTA EL SILLÓN DE LA PASIÓN 🫂 🤣🛋️
02/07/2025

😆
EL DESBORDAMIENTO DEL ARROYO EN LOMA BONITA, SE LLEVÓ HASTA EL SILLÓN DE LA PASIÓN 🫂 🤣🛋️

02/07/2025

😎 Ni en estudios universal fue así de emocionante…

02/07/2025

Pura morra engañada va al gym...

por si alguien busca a este chico dice llamarse Ignacio ramirez tiene  22 años dice que es de matehualaEsta en tultepec ...
02/07/2025

por si alguien busca a este chico dice llamarse Ignacio ramirez tiene 22 años dice que es de matehuala
Esta en tultepec estado de México
En situación de calle

01/07/2025

QUEJA CIUDADANA
Compartan

Oye podrás publicar estás fotos para quien corresponda
Que ahora con las lluvias se está destrozando el pavimento de esta calle y ya ha habido averías en los vehículos y accidentes de motocicletas es en Rafael Nájera esquina con carranza

Dirección

Matehuala
78700

Teléfono

+524888895542

Página web

Notificaciones

Sé el primero en enterarse y déjanos enviarle un correo electrónico cuando Leyendas matehuala publique noticias y promociones. Su dirección de correo electrónico no se utilizará para ningún otro fin, y puede darse de baja en cualquier momento.

Compartir