21/12/2025
Santa Claus: la película mexicana que conquistó al mundo sin saberlo.
Una joya insólita del cine nacional que, desde los años 60, ha cruzado fronteras como símbolo de tradición, imaginación y esperanza.
En 1959, el director mexicano René Cardona filmó una modesta película navideña sin imaginar que, décadas después, su obra sería transmitida cada Navidad en Estados Unidos, redescubierta en Europa y adoptada como cine de culto en otros rincones del mundo.
Así nació Santa Claus, una cinta que con el tiempo se convirtió en uno de los fenómenos culturales más inesperados del cine mexicano.
Lejos de los grandes presupuestos y los efectos sofisticados, Santa Claus apostó por algo más poderoso: la imaginación.
En pantalla convivían sin complejos Santa Claus, el Diablo, el mago Merlín, la ciencia ficción y una clara lucha entre el bien y el mal. Todo ello contado con absoluta seriedad, sin ironía y con una fe genuina en el público infantil.
Un cine ingenuo… y valiente
La película se realizó en una época donde el cine aún creía en la fantasía como herramienta moral. Los efectos eran visibles, las maquetas evidentes y los recursos limitados, pero eso nunca impidió que la historia funcionara. Al contrario: invitaba al espectador a completar el truco con su imaginación.
Ese pacto silencioso entre la pantalla y el público es, quizá, la clave de su permanencia. Santa Claus no se burlaba de su propio mundo; creía en él. Y esa honestidad terminó siendo su mayor fortaleza.
El salto inesperado al mundo
Con el paso de los años, la cinta fue doblada al inglés y comenzó a transmitirse en la televisión estadounidense durante la temporada navideña. Para muchos espectadores anglosajones se convirtió en una rareza entrañable, una película “kitsch” que regresaba cada diciembre como una tradición alternativa.
En Europa, especialmente en circuitos culturales y cineclubes, fue leída como una fantasía “naíf”, heredera de un cine artesanal que privilegiaba las ideas sobre la técnica.
En Japón, el caso fue aún más singular: la figura de Merlín fue interpretada como el arquetipo del sabio o maestro espiritual, cercano a los sensei de su tradición narrativa, mientras que el tono serio del relato conectó con su larga historia de ciencia ficción infantil hecha con pocos recursos pero mucha imaginación.
Una victoria cultural sin proponérselo
Lo que en México fue una película popular de temporada, en el extranjero se transformó en un objeto de culto. No por ser perfecta, sino por ser auténtica.
René Cardona probablemente jamás imaginó que su obra trascendería idiomas, generaciones y culturas. Sin proponérselo, creó una película que sobrevivió al tiempo porque tocó algo profundo: la memoria emocional de la infancia.
Un legado que sigue vivo
Hoy, Santa Claus sigue proyectándose cada Navidad. Provoca sonrisas, nostalgia y una sensación de calma que remite a tiempos más simples, cuando el cine ofrecía refugio y esperanza.
En un mundo cada vez más cínico y acelerado, esta película mexicana recuerda que la imaginación, cuando es sincera, no tiene fronteras.
Y ese, sin duda, es uno de los triunfos más grandes que puede tener una obra cinematográfica.
📺 Televisora Trópico de Sinaloa
Orgullo cultural que trasciende generaciones.