27/08/2025
La carreta de la muerte en Acuña, Coahuila
Cuentan los más viejos del pueblo que, en las madrugadas sin luna, por las calles polvorientas de Acuña se escucha el crujir de ruedas viejas y el rechinar de cadenas.
Es la carreta de la muerte, un espectro que arrastra los pecados de quienes ya no tienen descanso.
Una madrugada, un joven llamado Mateo regresaba de una fiesta por el camino que lleva hacia la colonia Fundadores. El silencio era profundo, solo se oían sus pasos sobre la grava. De pronto, el aire se heló y un olor a tierra húmeda lo envolvió.
A lo lejos, apareció una carreta tirada por caballos negros con ojos rojos que brillaban como brasas. El conductor, una figura encapuchada con huesos a la vista, levantó la mano y lo señaló.
Mateo, aterrado, corrió sin mirar atrás, pero los cascos de los caballos retumbaban a su lado aunque no hubiera huellas en el suelo.
Cuando por fin llegó a su casa, sudando y temblando, su abuela lo esperaba en la puerta. Con voz grave le dijo:
—Si la carreta te señaló, hijo, significa que alguien cercano perderá la vida pronto.
Esa misma semana, su mejor amigo sufrió un accidente fatal en la carretera hacia Piedras Negras. Desde entonces, Mateo no volvió a salir de noche… y cada que recuerda el rechinar de esas ruedas invisibles, asegura que aún las escucha cuando todo el pueblo duerme.