08/22/2024
📜 La Partida de Quetzalcóatl a Venus 🌟
Tras una profunda reflexión, Quetzalcóatl decidió marcharse para llevar una vida de expiación, dejando atrás a su pueblo enojado y dolido. Antes de partir, les aseguró que regresaría para instaurar nuevamente el bien entre los hombres. La promesa se selló con una profecía: “Regresaré el día nueve-viento del año uno-caña para restablecer un reino de justicia y paz”, fecha que los aztecas tradujeron como el 21 de abril de 1519.
Para que el pueblo reconociera los signos de su regreso, Quetzalcóatl estableció acontecimientos: una gran bola de fuego aparecería en el cielo, el templo de Tezcatlipoca se incendiaría y un gran lago herviría. Antes de partir, escondió sus tesoros, conservando solo su atavío sacerdotal y su Corona Sagrada. A pesar de la humillación de Tezcatlipoca, Quetzalcóatl se mantuvo firme en su promesa.
Quetzalcóatl peregrinó por aldeas y ciudades hasta llegar a tierras mayas, donde fue recibido con benevolencia. Recuperó su dignidad y compartió sus vastos conocimientos de las artes y la ciencia, estableciendo paz y armonía entre los pueblos mayas. Los habitantes, agradecidos, lo llamaron Kukulcán y le dedicaron templos y construcciones que mostraban la perfección de los astros.
Al igual que en Tula, se ganó el amor y respeto de la región, prometiendo que regresaría. Una mañana, tomó rumbo hacia el cosmos en una balsa hecha de serpientes de metal, convirtiéndose en el lucero del oriente (Venus). La leyenda cuenta que prometió volver para restablecer su reino de paz y justicia, por sus tesoros y su Corona Sagrada, símbolo de su poder absoluto.
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