Historias olvidadas

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14/06/2025

En plena madrugada, el insomnio se apodera de ella. El sueño es intermitente, confuso, como si algo en su mente no la dejara descansar. Se incorpora lentamente en la cama, toma un sorbo de agua del buró y fija su vista en el reloj de pared. "Casi la una", murmura. Sus ojos se deslizan hacia la ventana… algo parece fuera de lugar.

La oscuridad comienza a disiparse ante sus ojos, y el silencio es reemplazado por un susurro lejano. Voces... suaves al principio, luego más nítidas, aunque aún ininteligibles. Intrigada, se levanta en silencio, se acerca a la ventana y se frota los ojos, intentando convencerse de que está despierta.

Detrás de la cortina vislumbra las siluetas de una multitud caminando por la calle principal. Atónita, aparta lentamente la tela y saca la cabeza. Un escalofrío recorre su espalda: decenas de figuras vestidas de blanco, con velas encendidas en las manos, avanzan en silencio.

—¿Qué está pasando? ¿Por qué esas ropas? ¿Y esas velas…? —susurra, paralizada por la escena.

De pronto, alguien se acerca. Ella se esconde tras la puerta, agachada, conteniendo la respiración. Una sombra cruza bajo el marco… hay alguien justo afuera de su casa. El corazón le late con fuerza desbocada. Tocan a la puerta. No responde. Vuelven a tocar, más fuerte esta vez.

Entonces escucha una voz:
—Marce… sé que estás ahí. ¿O ya me olvidaste? Tengo un regalo para ti. Abre, por favor...

El miedo se disipa al reconocer aquella voz: la de su padre. Sus ojos se llenan de lágrimas y, como movida por un rayo de esperanza, quita el seguro y abre la puerta.

Pero no es su padre.

Ante ella se alza una figura alta, de extremidades delgadas, envuelta en una túnica negra que oculta su rostro. Dos ojos incandescentes, del color del fuego, la miran fijamente. Antes de que pueda reaccionar, la criatura se abalanza sobre ella… y su cuerpo queda inmóvil.

La criatura la inmoviliza con una fuerza antinatural. El frío de su túnica parece absorber la poca calidez que quedaba en el ambiente. Marce intenta gritar, pero su voz no responde. Solo sus ojos, llenos de pánico, se mueven con desesperación buscando una salida, una explicación, algo…

El ser inclina su cabeza hacia ella, y por un instante su rostro queda parcialmente visible: no tiene facciones humanas. Su piel es opaca como la ceniza y sus ojos... arden. No como fuego físico, sino como brasas vivas, que consumen todo lo que miran.

—Tu padre me envió... —dice la criatura con una voz hueca, como si saliera de lo profundo de una caverna.

Ella parpadea. ¿Fue eso lo que escuchó realmente? ¿O su mente está creando ilusiones para no enloquecer?

Entonces, en un segundo fugaz, el ser le coloca en las manos un pequeño objeto envuelto en tela antigua. Luego, desaparece. No camina ni se desvanece... simplemente ya no está.

Marce cae al suelo, libre del agarre, su cuerpo tembloroso. Las lágrimas le escurren sin control. El objeto pesa poco pero parece arderle en las manos. Lo deja caer y al tocar el suelo, la tela se despliega: una fotografía antigua, casi deshecha por el tiempo.

En ella, aparece una mujer que se parece mucho a ella, con el mismo lunar bajo el ojo izquierdo… Pero al fondo, de forma casi imperceptible, la misma criatura se distingue entre las sombras, mirando fijamente

La vela de su buró se apaga sin explicación.

—Esto no ha terminado… —susurra la voz de su padre, ahora solo dentro de su cabeza.

Yo tuve la Mamá más mala de todo el mundo.Mientras que los niños no tenían que desayunar, yo tenía que comer cereal, hue...
18/04/2025

Yo tuve la Mamá más mala de todo el mundo.

Mientras que los niños no tenían que desayunar, yo tenía que comer cereal, huevos y pan tostado.

Cuando los demás tomaban refrescos y dulces para el almuerzo, yo tenía que comer un sándwich y un licuado.

Mi Madre siempre insistía en saber en dónde estábamos, también tenía que saber quiénes eran nuestros amigos y lo que estábamos haciendo.

Insistía en que si decíamos que íbamos a tardar una hora, solamente nos tardaríamos una hora.

Me da vergüenza admitirlo, pero hasta tuvo el descaro de romper las leyes contra el trabajo de menores. Hizo que laváramos trastos, tendiéramos camas, y aprendiéramos a cocinar, a planchar y muchas cosas igualmente crueles.

Hasta creo que se quedaba despierta en la noche pensando en las cosas que podría obligarnos a hacer. Siempre insistía en que dijéramos la verdad.

Y cuando llegamos a la adolescencia nuestra vida se volvió aún más miserable.

Nadie podía tocar el claxon para que saliéramos corriendo. Nos avergonzaba hasta el extremo, obligando a nuestros amigos a llegar a la puerta para preguntar por nosotros.

Mi Madre fue un completo fracaso. Ninguno de nosotros ha sido arrestado. Cada uno de mis hermanos ha servido en una misión y también a nuestro país, y ¿a quién debemos culpar? Tienen razón: a nuestra Madre.

Vean de todo lo que nos hemos perdido. Nunca hemos podido participar en una manifestación, en actos violentos y miles de cosas más que hicieron nuestros amigos.

Ello nos hizo convertirnos en adultos educados y honestos, trabajadores, responsables. Y saben algo, tomando esa referencia, yo estoy tratando de educar a mis hijos de la misma manera.

Y le doy gracias a Dios por haberme dado a “LA MAMÁ MÁS MALA DEL MUNDO”.
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Yo tuve la Mamá más mala de todo el mundo. Mientras que los niños no tenían que desayunar, yo tenía que comer cereal, huevos y pan tostado. Cuando los demás tomaban refrescos y dulces para el almuerzo, yo tenía que comer un sándwich y un licuado. Mi Madre siempre insistía en saber en dónde...

Eran las  4 a.m. Se mira una silueta aparentemente de una mujer bajando por el camino  se mueve demasiado rápido sobre e...
29/06/2023

Eran las 4 a.m. Se mira una silueta aparentemente de una mujer bajando por el camino se mueve demasiado rápido sobre el sendero de piedra, llega a una casa y toca la puerta
Unos minutos después se asoman por la puerta,
Sale aquella mujer de su casa pero no va sola llevaba con ella su bebé de dos meses de nacido ,se encaminan por el sendero de piedra mientras platican de cosas del día anterior a lo lejos se mira un faro como si fuera una estrella en la obscuridad ,
Aquella figura femenina hace un gesto para que le den al nene la otra mujer acepta y le entrega al bebé ,un gestó en su rostro cambio, le entrego a su bebé a un ser que no es de este mundo ,
Un grito de angustia retumba por el valle mientras esté ser maligno se desplaza por el risco llevándose al recién nacido desapareciendo en la oscuridad de la madrugada mientras el llanto del infante se pierde en lo profundo del bosque confundiendose con el llanto del coyote,
el bebé será su alimento hasta que despierte su hambre de nuevo y busque otra víctima
esa alma perdida dicen o será un animal o en realidad es un demonio que se alimenta de seres inocentes , nadie lo sabe , lo que si sabemos es que 'no le abras tu casa a nadie en la obscuridad'.

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