24/06/2023
Hoy les traemos un film bastante polemico y provocador de principio a fin Tomato Kecchappu Kôtei (Shûji Terayama, 1971).
Esta cinta (Tomato Kecchappu Kôtei), claustrofóbica, indisoluble, y sobre todo extraña, fue escrita y dirigida por Shuji Terayama (pintor, dramaturgo y poeta, además de cineasta), y significó un paso adelante en la experimentación visual que el autor venía desplegando desde ya en obras como Buraikan (1970) y Nanami: first love (Hatsukoi: Jigoku-hen, 1968). Aquí nos encontramos con la historia de unos niños que gobiernan la tierra y someten a duros castigos a los adultos; en algún punto estos últimos intentan una rebelión, pero son sofocados.... y nada más ocurre. Desde luego, la relevancia de esta cinta radica en la puesta en escena, cuya propuesta conduce el juego de varios elementos constituyentes de una significatividad intrínseca a la obra, pura superficie, como es habitual en todo tipo de obras de inspiración "antirrepresentacional": la secuencia musical, cuyos acordes se repiten de comienzo a fin; el filtro fotográfico en tonos verde aplicado al negativo; los mismos objetos y gestualidades, que parecen sacados de una colección de utillajes decadentes...
En el período de posguerra, Japón tenía una nueva constitución que garantizaba nuevos derechos en términos de libertad de expresión similares a los de EE. UU., incluso posiblemente más "libres". Como resultado, floreció el cine experimental y la disminución de los límites financieros para entrar en la realización de películas permitió un renacimiento en el cine artístico y experimental. Lejos de ofender, Emperor Tomato Ketchup utiliza el lienzo de la imagen en movimiento para explorar cuestiones políticas (movimientos anarquistas), sociales y sexuales, pero en ningún momento las escenas están destinadas a la estimulación sexual. De hecho, las escenas que contienen desnudez incluyen a una mujer madura y un joven adolescente, pero lo que ocurre no es s**o real, sino más bien una representación nudista/naturalista de la humanidad y el juego. Esta película no es una representación de la realidad sino más bien, como corresponde a una película de vanguardia, la creación de otro mundo donde los extremos y la extrañeza existen para señalar problemas en la propia realidad. Sin cine experimental no hay cine nuevo.
Tomado de Abismo Cinema
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