10/11/2025
¡Que no les digan , que no les cuenten !
El cáncer siempre ha existido peeeero ahora obviamente hay mayor densidad poblacional y vivimos en un mundo en el que estamos rodeados de cosas, alimentos y productos altamente cancerígenos 😖😢
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LA EVOLUCIÓN DEL CÁNCER A LO LARGO DE LA HUMANIDAD
Desde las primeras civilizaciones hasta la medicina moderna, el cáncer ha sido un compañero silencioso de la humanidad, cambiando de rostro y de explicación conforme evolucionó nuestro conocimiento del cuerpo y de la enfermedad. Aunque hoy muchos lo asocian con estilos de vida modernos, contaminación o radiación, la evidencia muestra que la enfermedad —o las condiciones que la favorecen— han estado presentes durante milenios.
Las más antiguas manifestaciones posibles del cáncer se han identificado en restos humanos y
animales antiguos. Por ejemplo, en el sitio de investigación de la evolución del cáncer se cita que hay tumores en fósiles vertebrados de hace decenas de millones de años. En humanos, también se han localizado lesiones neoplásicas en restos arqueológicos cuya datación remonta a la Edad de Bronce o incluso antes. Por tanto, el cáncer no es exclusivamente “una enfermedad de la modernidad”, aunque sin duda los factores de riesgo modernos han modificado su incidencia, presentación y pronóstico.
En las civilizaciones antiguas, la enfermedad ya era reconocida aunque no comprendida en
términos celulares. Por ejemplo, en el antiguo Egipto, el famoso Papiro de Edwin Smith
(aproximadamente 1600 a.C.) describe lo que se interpreta como cáncer de mama y menciona
que “no hay cura”. En Grecia, el célebre médico Hipócrates (siglo V a.C.) introdujo el término
karkinos (cangrejo) para describir tumores que se extendían como patas de cangrejo alrededor
del seno de la mama. Él y Galeno sostenían que el cáncer procedía de un exceso de bilis negra
– la teoría de los cuatro humores que dominó durante más de mil años.
Durante la Edad Media y el Renacimiento el enfoque siguió siendo más cualitativo y simbólico que científico. El cuerpo humano era concebido en términos de espíritus, desequilibrios, castigos divinos o fuerzas sobrenaturales, y las intervenciones contra el cáncer eran poco efectivas:
sangrías, hierbas, cirugías cruentas sin anestesia… Las transformaciones comenzaron cuando, en el siglo XVII y especialmente en el XIX, la disección sistemática y el desarrollo de la
microscopía permitieron comprender que los tejidos estaban formados por células, y que algunas de esas células tenían comportamientos anómalos.
Fue en el siglo XIX cuando Rudolf Virchow estableció que “toda célula proviene de otra célula”,lo que abrió la puerta al entendimiento de que el cáncer podría deberse a un crecimiento celular desordenado. Esa concepción cambió radicalmente el paradigma: el cáncer dejó de ser
solamente castigo, desequilibrio humoral o imprecisa masa “mala”, para empezar a entenderse como un fenómeno biológico.
En el siglo XX la medicina oncológica vivió una revolución. Se identificaron factores de riesgo —
el uso de tabaco y cáncer de pulmón, la exposición a radiaciones, sustancias químicas, virus oncogénicos—, se desarrollaron las primeras cirugías radicales, la radioterapia, la quimioterapia.
Además, se entiende que “el cáncer” no es una sola enfermedad, sino una familia enorme de
enfermedades con distintos comportamientos biológicos, genética variada y pronósticos muy
diferentes. Por ejemplo, la cronología de descubrimientos clave se resume por el National Cancer Institute (NCI) como “¡mil años de historia, pero solo 250 años de avances sistemáticos”.
Ya en el siglo XXI se ha iniciado una nueva era: la biología molecular, la genética del cáncer, la
inmunoterapia, la medicina personalizada. La revisión titulada “Decoding Cancer Evolution”
explica cómo el cáncer puede concebirse como una vuelta al estado unicelular, o al menos una
ruptura de las regulaciones multicelulares normales, de modo que las células cancerosas
“evolucionan” dentro del organismo hacia estados más agresivos. Esta perspectiva evolutiva ayuda a entender fenómenos como la heterogeneidad tumoral, la resistencia al tratamiento, la metástasis.
Lo que vemos hoy es que el cáncer se presenta en muchos contextos que antes no eran
comunes: por cambios en la esperanza de vida, estilos de vida más longevos, exposiciones
modernas, pero también mejores diagnósticos, lo que incrementa la “visibilidad” de esta
enfermedad. Aun así, la evidencia paleopatológica confirma que hubo cáncer en tiempos antiguos – aunque quizá con menor frecuencia o con diferentes patrones – por lo que la idea de que “el cáncer es producto de la modernidad” es incompleta.
Finalmente, la historia del cáncer es también la historia de la humanidad: nuestra vida más
longeva, el desarrollo de la civilización, los cambios de entorno, estilos de vida y el avance del conocimiento médico. Desde los papiros egipcios hasta la secuenciación del genoma tumoral, hemos avanzado mucho, pero el cáncer sigue siendo uno de los grandes retos de la medicina moderna. Comprender su evolución, nos puede ayudar a anticipar nuevas formas de prevención, diagnóstico y tratamiento.
(Fuentes: https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC4734938/,
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/39184629/,
https://canceratlas.cancer.org/resources/history-of-cancer/)