
13/05/2025
Hoy estuve ahí.
De pie, con el corazón expuesto y la historia a flor de piel.
Conviví con el dolor, con la incomprensión, con el cansancio… pero también con la esperanza.
La fibromialgia no se ve, pero se vive cada día.
Este 12 de mayo, frente al Monumento a la Revolución, levanté la voz por mí y por todas las personas que, como yo, seguimos buscando calidad de vida, respeto y visibilidad.
Estuve presente.
Porque merecemos ser escuchados.
Porque aún con dolor, brillamos.