19/06/2025
La Isla de las Muñecas – Xochimilco, Ciudad de México
Hace varias décadas, Don Julián Santana Barrera, un hombre humilde, decidió mudarse solo a una pequeña isla ubicada en los canales de Xochimilco, en la Ciudad de México. Un día, mientras caminaba por la orilla del canal, encontró el cuerpo sin vida de una niña que se había ahogado en circunstancias misteriosas. Cerca del lugar donde la niña murió, Don Julián halló una muñeca flotando en el agua.
Convencido de que el espíritu de la niña había quedado atrapado en la isla, Don Julián tomó la muñeca y la colgó de un árbol como una ofrenda para protegerse del alma que, según él, lo vigilaba.
Con el tiempo, Don Julián empezó a escuchar susurros, risas de niña y pasos en la noche. También aseguraba que las muñecas le hablaban y que la niña lo seguía a donde fuera. Atemorizado, comenzó a recolectar muñecas viejas y deterioradas de los canales y basureros, colgándolas en los árboles como una forma de apaciguar al espíritu y protegerse.
La isla pronto se llenó de cientos de muñecas: algunas rotas, otras sin ojos o extremidades, todas colgadas en un escenario que parecía salido de una pesadilla. Para Don Julián, cada muñeca atrapaba una parte del mal y lo mantenía alejado.
Después de más de 50 años viviendo solo y dedicando su vida a las muñecas, Don Julián fue encontrado mu**to en el mismo lugar donde había hallado a la niña años atrás. Muchos aseguran que la niña finalmente vino por él, o que el espíritu nunca lo dejó escapar.
Desde su muerte, la Isla de las Muñecas se ha convertido en un lugar turístico y de culto. Visitantes de todo el mundo afirman que las muñecas mueven los ojos, giran la cabeza y susurran al oído cuando alguien se acerca.