
19/08/2025
En la religión yoruba, el coco, conocido en nuestra tradición afrocubana como “obi” (llamado correctamente agbon) no es una simple fruta, es un elemento sagrado que Olodumare y los orishas dejaron en la tierra para que el ser humano pudiera comunicarse con lo divino.
El coco, por su color blanco, representa la pureza, la paz y la verdad. Cuando se abre y se parte en cuatro pedazos, esos trozos se convierten en mensajeros que revelan lo que los orishas desean comunicar. Así, el obi se transforma en la boca de los santos, en la voz de los eggún y en una guía para nuestros pasos en la vida.
En la práctica, el coco se utiliza en diferentes momentos:
Para consultar la voluntad de los orishas, recibiendo respuestas de sí, no, o advertencias.
En rogaciones y ofrendas, donde se presenta al pie del orisha para pedir salud, paz, suerte y prosperidad.
Como medio de protección espiritual, pues el coco abre los caminos y aparta lo negativo cuando se ofrece con fe.
El coco también enseña una gran lección: su cáscara es dura, pero dentro guarda agua fresca y carne blanca. Esto nos recuerda que la vida a veces es dura por fuera, pero en su interior guarda dulzura y bendiciones, siempre que seamos pacientes y firmes en la fe.
Por eso, cuando levantamos el coco y lo ofrecemos, no estamos lanzando una fruta al suelo, estamos abriendo un diálogo con lo sagrado, buscando luz y consejo en la claridad de los orishas.
🥥✨ En conclusión: el obi es la pureza hecha palabra, es el puente que nos une a los santos y a nuestros ancestros, y es uno de los mayores regalos que nos dejó la religión yoruba para mantenernos en paz y en equilibrio con el mundo espiritual.