25/05/2022
La escuela privada existe gracias a los traumas de la clase media.
Hoy, la oferta educativa de los colegios particulares, al menos en Monterrey, se ha convertido en ridículas campañas de marketing que atrapan los traumas de los padres de la clase media.
Es suficiente ver uno de sus anuncios en FB para ver cómo la oferta educativa lejos de ser una propuesta psicopedagogica centrada en las necesidades del niño (explorar, ser feliz, regulación emocional y creatividad) se han vuelto una oferta mercadológica centrada en los traumas de los padres.
La lista de lo que prometen "enseñar" es interminable: dos lenguas, cómputo, robótica, baile, artes marciales, operaciones complejas, competencias deportivas, lectoescritura en preescolar y un sinnúmero más de opciones que lejos de impulsar el desarrollo creativo del estudiante lo vuelve un pequeño adulto capaz de ser el empleado del mes, sumiso, obediente y con una niñez tirada a la basura.
A eso agregue que ahora los colegios prometen "enseñar valores", atacando otro trauma de los padres de clase media, como ya no podemos estar con los niños por el trabajo y nuestra egoloatría, pues que también le enseñen qué es bueno y qué es malo. ¿Si ellos enseñan valores y lo educativo, entonces para qué estamos los papás? Pa' darles de comer y comprar juguetes, no más.
¿Cómo chingados una escuela pretende formar en valores a nuestros hijos? ¿Cómo lo permitimos? Porque atrapan nuestros traumas, miedos y carencias.
El trauma competitivo es de nosotros, los padres, quien cree que necesitan todo eso (robotica, dos lenguas, baile, computación, natación, etc) somos nosotros, ellos son niños, no necesitan tanto en su primera y única infancia.
Por eso hoy, mientras los magnates del mundo inscriben a sus hijos en escuelas sencillas y rurales, sin tecnología, las clases medias gastamos del 12 al 20% del ingreso mensual bruto en superar nuestros sentimientos de inferioridad arrebatandole a los niños su unica oportunidad de ser niños, llenándolos de "competencias académicas", para que después resulten en el empleado del mes.
No es una hipótesis mia, es el resultado de algunos estudios que han dado seguimiento a diversos tipos y sistemas educativos.
El marketing educativo apunta a los traumas de nosotros, los padres, no a las necesidades del niño.
Soy fiel creyente de que es el aburrimiento y la simplicidad la antesala de la creatividad. Sin embargo, ahora nos empeñamos en que nuestros niños no se aburran, siempre deben tener algo qué hacer, igual que el empleado del mes.
By. puga