21/10/2025
"Tu cuerpo, su campaña": El ab**to como herramienta de control moral y social
Columna: El sociólogo gradista.
21/10/2025.
En Nuevo León, el congreso votó en contra de abrir mesas de trabajo para discutir los expedientes sobre el ab**to seguro. Otra vez, una negativa más que no sólo retrasa el reconocimiento de un derecho, sino que deja claro que el cuerpo de las mujeres sigue siendo terreno de disputa política.
Mientras en la mayoría del país avanza el reconocimiento del derecho a decidir, sólo unos seis estados, entre ellos el nuestro, siguen manteniendo una legislación restrictiva, amparada en una moral conservadora que se disfraza de “defensa de la vida”. Pero detrás de ese discurso se esconde algo más profundo, el auge del totalitarismo como una forma de control que suele aparecer en momentos en que los Estados necesitan reforzar su cohesión interna.
Históricamente, los gobiernos recurren al autoritarismo moral cuando sienten que pierden control económico o político. Ahora, las pésimas condiciones materiales de vida generan una “descomposición del tejido social”, donde las clases populares, ahogadas entre bajos salarios, inflación e impuestos injustos, terminan siendo señaladas por sus propias formas de sobrevivir. En lugar de resolver las causas, el Estado castiga los síntomas.
Hoy en día, mientras se frena el debate sobre el ab**to, se anuncian nuevos impuestos al consumo cotidiano como refrescos, ci****os y bebidas rehidratantes. No son productos de primera necesidad, dicen, pero son parte del día a día de quienes viven en jornadas laborales extenuantes, sin tiempo ni recursos para un “estilo de vida saludable”. Se castiga la pobreza al mismo tiempo que se prohíbe decidir sobre el propio cuerpo. En ese sentido, podríamos parafrasear a Foucault cuando habla de cómo el control biopolítico se mezcla con la necropolítica, que es esta capacidad del Estado de decidir quién vive, quién muere y en qué condiciones. No se trata solo de negar derechos, sino de administrar la vida misma, de establecer qué cuerpos son dignos de protección y cuáles deben sacrificarse en nombre del “orden social”.
Lo paradójico es que, en Nuevo León, la supuesta “izquierda” también atraviesa su propia subtrama. A nivel nacional, criticamos a Morena por militarizar, por aumentar impuestos y por sus tendencias centralizadoras. Pero aquí, los pocos esfuerzos reales por discutir el ab**to provienen de legisladores de Morena y Movimiento Ciudadano, mientras que los partidos de siempre (PRIAN) se siguen oponiendo.
Y sería un error pensar que el problema termina en los políticos. El poder no sólo se reparte entre partidos, lo administran empresarios, medios de comunicación y hasta el crimen organizado. Todos operan dentro de una misma lógica de control, donde mantener el orden social significa sostener los privilegios de unos cuantos.
Mientras tanto, la precariedad sigue siendo la herramienta más efectiva del totalitarismo contemporáneo. Sin reducción de jornada laboral, salarios que no alcanzan, transporte deficiente, violencia cotidiana, todo eso nos deja sin tiempo ni fuerza para cuestionar. Vivimos atrapados entre sobrevivir y obedecer.
Por eso, el panorama es complejo, y sería ingenuo reducirlo a la figura del presidente. No todo lo que ocurre en México pasa por palacio nacional. Mientras el discurso público se centra en culpar o defender a una sola persona, los congresos locales, los empresarios y ciertos poderes siguen decidiendo sobre la vida de millones.
Lo que ocurre en Nuevo León no es una excepción, es el espejo del país que realmente somos. Uno donde el Estado, la empresa y el crimen se confunden en una misma estructura de poder, donde la falsa idea que tenemos de “gobernabilidad” pesa más que la justicia, y donde la política se usa para mantener el orden, no para transformar la vida.
Si seguimos creyendo que todo depende de la presidenta o de un partido, seguiremos dejando pasar las decisiones que de verdad moldean nuestro día a día, las que se toman en silencio, en los congresos estatales, en las juntas empresariales, en la violencia y el miedo en las calles.
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Jueves 23 de octubre
7 PM
Casa universitaria del libro
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