21/07/2025
Atención para esos jóvenes que no ayudan en nada, y sus padres los toleran. Y para los abuelos que los consienten que hagan lo que en su casa no permiten.
Cuando un adolescente desobedece constantemente, desafía tus reglas o simplemente ignora lo que le pides, el caos se apodera de la casa.
Y muchos padres sienten esto:
“No me respeta.”
“Hace lo que quiere.”
“Ya no sé cómo controlarlo.”
La frustración es real.
Pero gritar, castigar o amenazar sin estructura no forma el carácter. Solo crea resentimiento…
Formar carácter es enseñarles que cada decisión tiene consecuencias, y que la autoridad no es autoritarismo, sino dirección con propósito.
👉 Gritar descarga tu rabia.
👉 Corregir con firmeza y amor moldea su carácter.
Tu hijo no necesita “caerte bien”. Necesita un padre que se mantenga firme aunque no le guste.
Testimonio y ejemplo real:
Carlos, padre de un adolescente de 15 años, decía:
“Mi hijo me ignora. Le hablo y sigue en el celular.
Si lo castigo, se pone más rebelde.
Y si lo dejo, hace lo que quiere.”
Descubrimos que el problema no era la rebeldía…
Era la incoherencia. Un día lo corregía. Al otro, le pasaba todo.
Decidió hacer tres cambios:
1. Poner normas claras.
2. Cumplir lo que prometía.
3. No corregir con gritos, sino con consecuencias reales.
A las dos semanas su hijo le dijo:
“Papá, ahora sí entiendo qué esperas de mí.”
Consejo práctico:
🔹 Define 3 normas no negociables en casa.
🔹 Anótalas y colócalas donde todos las vean.
🔹 Cuando tu hijo las rompa, no expliques mil veces. Solo aplica la consecuencia con firmeza y serenidad.
Ejemplo:
Norma: “No se usa el celular durante las comidas.”
Consecuencia clara: “Si lo usas, se retira el celular por el resto del día.”
💡 Recuerda: la firmeza sin emoción es más poderosa que mil gritos con rabia.
Tu hijo necesita un adulto que le enseñe a convivir, a respetar, a obedecer… aunque le cueste.
Corregir no es rechazarlo.
Es decirle con hechos:
“Te amo demasiado como para dejarte actuar como quieras.”
Porque si tú no lo corriges a tiempo,
la vida lo va a corregir sin avisar…
y con golpes.