14/07/2025
Con el objetivo de abrir espacios al debate de los temas socioambientales de Michoacán, en15dias.com invitó al Observatorio Socioambiental de Morelia a contribuir a la discusión de las ideas con una columna.
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¿Gentrificación en Morelia? Claro que sí
Observatorio Socioambiental de Morelia (OSAM)*
https://en15dias.com/opinion/gentrificacion-en-morelia-claro-que-si/
La marcha espontánea en CDMX contra la gentrificación del 4 de julio abrió al debate público lo que todos estábamos pensando: las ciudades cada vez son más insufribles.
Se llama “gentrificación” a este fenómeno, mezcla de desigualdad, despojo, desplazamiento. Viene del inglés “gentry” que significa “noble”, lo que bien traducido al español sería algo así como “aburguesamiento”, o “afresamiento” de las ciudades. La ONU lo define como el fenómeno que “sucede cuando un proceso de renovación y reconstrucción urbana se acompaña de un flujo de personas de clase media o alta que suele desplazar a los habitantes más pobres de las áreas de intervención” [1].
Si bien hubo desplazamiento notable desde los años 50’s cuando en la CDMX se generaron los ejes viales o el metro en los 60’s, o incluso desde que la invasión española que desplazó a los pobladores de Tenochtitlan, la gentrificación no es eso. Es un tipo especial de desplazamiento, más sutil porque aparentemente es menos violenta, aparece como resultado de la dinámica “natural” del mercado, es específicamente capitalista.
¿Pero, desde cuándo la tierra es mercancía? Aunque el fenómeno es anterior, en México podríamos situar el inicio de este tipo particular de despojo y desplazamiento modernos a raíz de la contrarreforma agraria de 1992, cuando el gobierno de Salinas de Gortari modificó el artículo 27 constitucional, para permitir privatizar los ejidos, atacando el principal logro de la revolución mexicana, que establece que ”La propiedad de las tierras de uso común es inalienable, imprescriptible e inembargable”.
Esta reforma volvía a tratar la tierra como mercancía, permitiendo el paso de la voracidad del capital a un vasto territorio que hasta entonces le estaba vedado. Sumado a eso el Estado mexicano, durante esta etapa neoliberal dejó la vivienda 100% en manos del libre mercado. En las ciudades, eso provocó un acelerado crecimiento sobre tierras ejidales, cambiando la vocación agraria del suelo para construir viviendas o industria.
En Morelia es evidente que está incrementando la desigualdad, despojo y desplazamiento, al gusto de una pequeña minoría de capitalistas inmobiliarios que organizan una ciudad polarizada: el sureste para ricos, el poniente y norte para pobres. ¿Pero, en Morelia vemos gentrificación? Es decir, ¿se están desplazando a las clases populares de sus territorios para dar paso a un uso más intensivo de capital? Si, por supuesto, en Morelia, si hay gentrificación. Pero este proceso tiene algunas peculiaridades.
Identificamos al menos 3 causas por los que se da el desplazamientos de pobladores:
El crecimiento horizontal reemplaza población rural por población urbana.
El cambio de uso habitacional a uso comercial, desplaza población sin que llegue población nueva, solo locales de negocios.
El clásico, cambió de uso habitacional popular reemplazado por habitacional de alta renta.
A diferencia de CDMX donde el problema es la falta de vivienda, Morelia es de las ciudades del país con más casas vacías; en CDMX la población casi no ha crecido en los últimos 10 años mientras en Morelia el crecimiento poblacional es de alrededor de 13%; en CDMX la expansión es sobre todo vertical con torres departamentales; y mientras en Morelia crece sobre todo horizontalmente, a costa de las tierras campesinas. Por eso, mientras en CDMX se está desplazando principalmente a los pobladores urbanos, aquí en Morelia parece predominar el desplazamiento de los pobladores rurales debido a las urbanizaciones periféricas en Rio Bello, San Miguel del Monte, de San Nicolás Obispo, de Jardines de la Mintzita, entre otros tantos lugares.
Otra muestra de desplazamiento de la población local es debido a que incrementa la renta por pasar de un uso habitacional a un uso comercial, como sucede en el centro histórico de Morelia, que está cada vez más vacío de gente [2], pasando de más de 50 mil habitantes en 1990, a tener alrededor de 20 mil en la actualidad.
Por último, al interior de la ciudad también vemos el desplazamiento “clásico” de pobladores más pobres por parte de pobladores más ricos, por ejemplo en el sur de la ciudad en las colonias Jardines del Rincón, Ejidal Ocolusen, tras la ilegal apertura del mal llamado “Ramal Camelinas”, o Jesús del Monte y Santa María con la expansión de los complejos residenciales. En estas zonas las rentas han aumentado mucho en los últimos años, presuntamente debido al crecimiento de los fraccionamientos alrededor.
En los tres casos se desplaza sobre todo a les trabajadores más jóvenes hacia las periferias, donde hay más problemas de agua, de seguridad, de transporte, entre otros. ¿Te pasa a ti?
¿Quién es el responsable y cómo evitarlo?
Hay cerca de 1.5 millones de estadounidenses viviendo en México, en buena medida porque fueron desplazados de su país por los altos precios de la vivienda allá. Pero la gentrificación no es culpa de los estadounidenses, o de los pequeños caseros que rentan una habitación en Airbnb para completar el gasto familiar, o de los nómadas digitales, o de los “hipsters”.
El principal responsable es el capital financiero y el Estado Mexicano que lo deja actuar sin regulaciones apropiadas y aplicadas. Con la colusión de la clase política los bancos se están volviendo los grandes casa-tenientes en este nuevo latifundio neoliberal. Son los bancos dueños de los afores, que utilizan los ahorros de los trabajadores para especular, es decir comprar para vender y no para usar, contando con el apoyo de gobiernos corruptos a los diferentes niveles.
Los bancos financian a constructoras que se apropian de terrenos y viviendas por cientos o incluso por miles. Es un pequeño grupo de oligarcas (dueños de oligopolios, es decir, casi monopolios) una clase parásita que están construyendo la ciudad usando dinero público, expropiando tierra campesina para revenderla cobrando 11 veces más, y meter en ella al trabajador urbano cobrándole una renta o intereses que lo tendrá esclavizado como en una tienda de raya. Hay una alianza de corrupción entre funcionarios y empresarios, lo que llamamos cartel inmobiliario, para mantener está situación de falta de política de vivienda, para el otorgamiento irregular de permisos ambientales, de agua y de construcción.
¿Lucha de clases? consideramos que sí, y en el curso de las siguientes columnas profundizaremos en la concepción que desde OSAM tenemos del crecimiento urbano, sus retos, sus contradicciones y sus alternativas. Aprendamos de las autonomías indígenas y campesinas, hoy bajo acecho, que defienden los territorios como un bien común, impermeable al capital. Contra la ciudad como mercancía, construyamos la ciudad como comunidad. Sí es posible.
En Morelia es evidente que está incrementando la desigualdad, despojo y desplazamiento ¿Pero, en Morelia vemos gentrificación? Claro que sí.