
27/02/2025
Un 22 de febrero, hace ya 86 años, se alzaron las sombras de un ayer que no se apaga. El camino se detuvo para Antonio Machado en Collioure, bajo un cielo gris que no pudo borrar la luz de sus versos. Aquel hombre de traje gastado, con el alma en los bolsillos y los ojos llenos de Campos de Castilla, dejó tras de sí un sendero de palabras que aún resuenan: "Caminante, no hay camino, se hace camino al andar".
No fue solo un adiós en tierras francesas, con el frío del exilio mordiendo los pasos. Fue un adiós que sigue vivo en cada "Retrato", en cada recuerdo de "Las moscas", en la voz de un "Españolito" que busca su lugar. Su poesía es un eco que desafía el tiempo, como esa "Guitarra del mesón" que cambia de melodía pero nunca enmudece.
Hoy, mientras el mundo gira rápido y olvidadizo, vale la pena detenerse a escuchar esos "Cantares" que no mueren. Porque Machado sigue andando muchos caminos, y su voz nos recuerda que el tiempo no borra lo que arraiga hondo.
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Un 22 de febrer, fa ja 86 anys, es van alçar les ombres d’un ahir que no s’apaga. El camí es va aturar per a Antonio Machado a Collioure, sota un cel gris que no va poder esborrar la llum dels seus versos. Aquell home de vestit gastat, amb l’ànima a les butxaques i els ulls plens de Campos de Castilla, va deixar enrere un sender de paraules que encara ressonen: "Caminante, no hay camino, se hace camino al andar".
No va ser només un comiat en terres franceses, amb el fred de l’exili mossegant-li els passos. Va ser un adéu que continua viu en cada "Retrato", en cada record de "Las moscas", en la veu d’un "Españolito" que busca el seu lloc. La seva poesia és un ressò que desafia el temps, com aquella "Guitarra del mesón" que canvia de melodia però mai emmudeix.
Avui, mentre el món gira de pressa i oblidadís, val la pena aturar-se a escoltar aquests "Cantares" que no moren. Perquè Machado encara camina molts camins, i la seva veu ens recorda que el temps no esborra allò que arrela profund.