22/08/2025
PONCIANO VILLAFUERTE ZAVALA: UN PUENTE ENTRE TRADICIÓN Y MODERNIDAD
Por Rosendo López Pérez, cronista municipal de Moroleón
Introducción
—Si algún día vas al in****no a querer vender rebozos… —bromeaba don Antonio, evocando con media sonrisa un viaje a Chiapas mientras ajustaba unos bultos de rebozo sobre su recua de mulas—, allá te van a decir: «¡No queremos! ¡Ya vino antes alguien de Moroleón a vender aquí!».
Sin perder un instante, don Antonio se caló el sombrero hasta la sombra de los ojos, aseguró un revólver en su cintura y se anudó al cuello un pañuelo rojo. Con un leve gesto de reverencia hacia su hijo, chasqueó las riendas y emprendió, decidido, un largo camino hacia el sur del país (Michoacán, Jalisco, Estado de México, etc.).
Ponciano, aún niño, lo siguió con la mirada hasta que el eco de las pezuñas se apagó en la lejanía. Creció viendo a su padre como la encarnación de la astucia y valentía. Con los años, transmitió esa misma imagen a su propio hijo, al que también nombró Ponciano.
Aunque Ponciano, nieto, ya no alcanzó a presenciar a su abuelo transportando rebozos en recuas, sino en autobuses que llegaban al centro de la ciudad («Pájaro Azul», «Mauretania», Flecha Amarilla, etc.), al crecer adoptó el pañuelo al cuello que su abuelo siempre usaba como un lazo visible con su sangre. Asimismo, apenas alcanzó la estatura para mirar por encima del mostrador, ya estaba en el taller de rebozo de su padre, aprendiendo el oficio y sumando al gasto familiar. Primero, acompañando a su padre por las ferias más importantes de la región; después, asumiendo la responsabilidad de cobrar las ventas de su abuelo. Aquel temple precoz y su instinto para los tratos pronto dejarían en claro que el destino de Ponciano no se detendría en un mercado local: lo empujaría, con paso firme, más allá de las puertas de Palacio Nacional…
Biografía
La historia de Ponciano Villafuerte Zavala comienza en una casa de la calle Netzahualcóyotl #4, colonia Hidalgo, en Moroleón, Guanajuato. Allí, el 16 de agosto de 1949, vio la luz el tercero de cinco hijos del matrimonio de Ponciano Villafuerte Ortega y Estela Zavala Escutia (Jorge, Marta, Ponciano, Silvia y Estela). Desafortunadamente, la tragedia visitó temprano su hogar: su madre falleció al dar a luz a su quinto hijo. Así que, poco después, su padre rehízo su vida con Gabriela Tomasina María del Socorro Zavala Escutia —«mamá Soco»— (hermana de Estela), con quien procreó nueve hijos más (Yolanda, Lourdes, Luis Manuel, Ma. Dolores, Yolanda, Carlos, Lilia, Rosalina, Eduardo y Larisa).
Su genealogía está marcada por profundos contrastes. Por la rama paterna, su abuelo Antonio Villafuerte Rosiles (1899-1981), esposo de Dolores Ortega Lara, fue un hombre de temple firme y decidido. Comerciante de oficio, recorría con sombrero y revolver los caminos que conectaban a Moroleón con el Estado de México mientras iba colocando rebozos jaspeados en las tiendas a su paso: al principio, rebozos de un vecino suyo, don José Guzmán; más tarde, piezas elaboradas por sus propios hijos, Jesús y Ponciano Villafuerte Ortega.
Por el lado materno, su abuelo Fidel Zavala Loaeza, esposo de Efigenia Escutia Ábrego, llevó una vida más sosegada como sacristán en los templos de Cuitzeo, Yuriria, Moroleón y Uriangato, con la salvedad de quince años que trabajó como administrador de una farmacia veterinaria propiedad de don Luis Torres «El Chiquitito».
La infancia y juventud de Ponciano transcurrieron en un entorno marcado por el trabajo textil: un taller de treinta telares en la casa paterna, el ruido cadencioso de los telares, tornos y urdidores de madera; paquetes de madejas de hilo, jaspes, telas y colorantes apilados en bodegas. A los siete años comenzó a acompañar a su padre a las principales ferias de la región, entre ellas, San Juan de los Lagos y Guadalajara, con el propósito de vender rebozos. A los doce, ya con plena confianza de la familia, viajaba solo, con una pi***la C**t escuadra 22 siempre bien fajada a la cintura, hasta Ciudad Hidalgo, Mich., para recoger el producto de las ventas realizadas por su abuelo.
Ponciano estudió en la primaria «Francisco I. Madero» y la secundaria estatal (hoy «J. Jesús López López») en Moroleón. En 1964 se trasladó al Distrito Federal (hoy, CDMX), donde estudió en la Preparatoria N.° 7 de la UNAM y, junto con su hermano Jorge, ayudó a su abuelo a distribuir y cobrar rebozos y colchas en el centro y La Merced para solventar sus gastos. Sin embargo, en 1965, su padre enfermó, así que Ponciano regresó a Moroleón para apoyar en el taller textil familiar —ahora especializado en colchas—. En 1966, Ponciano ingresó al Instituto Valladolid en Morelia, donde perfeccionó su escritura y argumentación, y en 1967, siguiendo a su novia Araceli, regresó a la capital, donde completó el tercer año de bachillerato en el Instituto Vasco de Quiroga. En 1968, entró a la Facultad de Economía de la UNAM, pero la violencia desatada en contra del movimiento estudiantil del «68» lo forzó a volver a Moroleón. Allí, además de trabajar en el taller familiar, su padre lo apoyó para emprender una granja porcícola, donde tuvo hasta 100 animales. A finales de ese año (1968), emigró a Estados Unidos con sus primos Rafael y Antonio Villafuerte para ahorrar y casarse, lo que logró en 1969. Posteriormente, retomó sus estudios en la UNAM, donde se coronó con el Premio Nacional de Economía por una tesis sobre comercio exterior.
Su trayectoria profesional se desplegó en varios frentes desde un principio. Primero, como Director de Capacitación Campesina en Conasupo, y posteriormente se desempeñó como asesor de más de una docena de presidencias municipales, además de colaborar como asesor de la Secretaría de Educación Pública en Guanajuato.
En reconocimiento por su triunfo en el Premio Nacional de Economía, el presidente José López Portillo concedió a Ponciano una beca para realizar estudios de posgrado en la Sorbona de París (campus Nanterre), una oportunidad que implicó un doble desafío: dominar el francés en apenas seis meses y, ya en París, enfrentar las dificultades económicas derivadas de la crisis de 1982. Sin embargo, a finales de 1983, con disciplina, esfuerzo y el apoyo solidario de familiares y amigos, Ponciano logró sobreponerse a los obstáculos y culminar con honores su formación académica en Francia.
De regreso en México, Ponciano desempeñó diversos cargos públicos en secretarías clave, entre ellas, Minas, Desarrollo Urbano y Vivienda, Comunicaciones, Desarrollo Económico y el Instituto de Comercio Exterior. En 1992, mientras esperaba la liberación de una plaza en Hacienda, regresó a Moroleón como consultor independiente. Ese mismo año, Ponciano fue elegido por el ayuntamiento para exponer ante el presidente Carlos Salinas de Gortari y el gobernador Rafael Corrales Ayala las necesidades de la región. Cabe señalar que Ponciano diseñó personalmente la escenografía, incorporando al fondo del auditorio un taller de rebozo que ilustraba los orígenes de la industria textil local y, a la vez, promovía la prenda artesanal emblemática de Moroleón.
Gracias a su intervención, Ponciano consiguió que Gobierno Federal apoyara la regularización de ejidos en zonas urbanas, otorgara incentivos a industriales y financiara obras públicas clave, como los caminos a Cerano y Piñícuaro. De esa gestión nació la Unión de Crédito Industrial y Comercial de Moroleón, que él mismo presidió, impulsando la participación de empresarios locales en ferias internacionales —Alemania, Japón, Italia, etc.—. También, en coordinación con el Ing. Miguel Zavala Alcántar y el CP Marcos González, promovió la Feria Nacional del Suéter (1994), que reunió a más de 120 expositores en tres ediciones anuales (Hotel Plaza, Salón de las Estrellas, etc.), lo que dio paso a la creación del Centro de Convenciones.
En 1994, Ponciano Villafuerte Zavala impulsó —a través de la Unión de Crédito y con el apoyo de J. Carmen Muñoz— la creación del Instituto de Capacitación Técnica del Estado de Guanajuato (ICATEG, hoy IECA), gestionada ante el gobernador Carlos Medina Plascencia y visto bueno de Ernesto Zedillo. De hecho, a petición suya, el primer plantel piloto se estableció en Moroleón, y tras constatar sus resultados el gobernador ordenó replicar el modelo en todo el Estado, lo que dio pie a la creación de un Comité de Capacitación Técnica que logró la apertura de 17 centros en distintas regiones del Estado. El primer gran éxito de ese Instituto fue que obtuvo el contrato para capacitar la mano de obra de General Motors a su llegada a Guanajuato y, desde entonces, ha colaborado con universidades y proyectos del corredor industrial del Bajío.
En 1998, mientras se desempeñaba como gerente de la Unión de Crédito, Ponciano ganó un concurso internacional para integrarse a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), por lo que tuvo que delegar su cargo para trasladarse a París. Sin embargo, ante la falta de una estructura de financiamiento definida, fue nombrado por tres meses embajador alterno de Mario Moya Palencia, quien encabezaba la representación de México en Roma, donde estuvo adquiriendo experiencia técnica mientras se conformaba el equipo en Francia, pero una vez ya conformado, se decidió mantener a Ponciano en la plaza de Roma, lo que lo obligó a viajar por avión cada quince días entre Roma y París, a fin de atender los trabajos de la OCDE, sin dejar de dar seguimiento a los asuntos de México en la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de la ONU en Roma.
Tras su regreso a México en 2002, se desempeñó como catedrático de Economía, Finanzas y Administración en la Universidad de León, campus Moroleón-Uriangato (2002-2005). Posteriormente, asumió la Dirección General del Centro de Innovación Tecnológica de la Industria Textil y de la Confección del Estado de Guanajuato (CITITEC) (2006-2008). Más adelante, colaboró en el gobierno del estado de Michoacán como coordinador de asesores y consultor en temas económicos, financieros y legales (2009-2012).
De 2012 a la fecha, el Dr. Ponciano Villafuerte Zavala ha trabajado como consultor independiente, aplicando su experiencia en desarrollo económico regional, comercio exterior, desarrollo de micro y pequeñas empresas, políticas económicas sectoriales, economía y medio ambiente. Además, es columnista en periódicos locales y un apasionado estudioso de las nuevas tecnologías, con especial interés en la Inteligencia Artificial (IA). Al respecto, considera que el principal desafío actual es formar a los estudiantes en el uso de la IA, una herramienta clave para impulsar la competitividad empresarial y la generación de empleos de calidad, aunque destaca la falta de iniciativas educativas en este ámbito.
Para concluir, respecto al futuro próximo de México, el Dr. Ponciano Villafuerte Zavala comparte la siguiente opinión:
«Yo veo al país atrasado en materia de participación ciudadana en los temas que a todos nos conciernen. Por ejemplo, en los cambios climáticos, como es el caso del deterioro del lago de Cuitzeo y de la Laguna de Yuriria, que tanto ha afectado el bienestar de la región sur del Estado. Se necesita mayor visión de participación social e identificación de los temas críticos. No se debe normalizar fenómenos sociales perjudiciales, lo que provoca un sentido de fatalidad: no pues es que así es la vida, así son las cosas».
Ponciano Villafuerte Zavala. Sin duda, uno de los hijos más prominentes emanados de las entrañas de Moroleón, Guanajuato.
(Entrevista realizada el 12 de abril de 2024).
En imagen:
1. Ponciano Villafuerte expresando las necesidades de la región al expresidente Carlos Salinas de Gortari.
2. Título en Licenciado en Economía por la UNAM a Ponciano Villafuerte Zavala.
3. Diploma concedido a Ponciano Villafuerte tras haber ganado el III Premio anual de economía política «Juan F. Noyola», por su tesis titulada Comercio exterior y Acumulación de Capital en México.
4. Título de doctorado del Dr. Ponciano Villafuerte, concedido por la Universidad de la Sorbona de París.
5. Despacho del Dr. Ponciano Villafuerte Zavala, ubicado en la calle Oaxaca #227, Col. Progreso, Moroleón, Guanajuato.