30/11/2025
LA TRAGEDIA QUE DESATA UNA GUERRA EN LA SÚPER CARRETERA DE OAXACA - PUERTO ESCONDIDO.
OAXACA. - Una carretera que prometiendo conectar la capital con las playas de Puerto Escondido en menos de tres horas, se ha convertido en escenario de tragedias y rencores ancestrales.
El 17 de noviembre de 2025, esa ilusión se hizo añicos en la autopista Barranca Larga-Ventanilla: un autobús de ADO, la gigante del transporte fundada en 1939 y ahora rebrandeada como Mobility ADO, se estrelló contra un tráiler cargado de cemento, dejando tres vidas segadas —incluyendo una mujer de 54 años y al menos diez heridos graves, egún el saldo preliminar reportado por autoridades estatales y corroborado en tiempo real por periodistas en el lugar.
Lo que podría haber sido un lamento colectivo por las víctimas se transformó rápidamente en un torbellino digital: una avalancha de críticas en redes sociales contra ADO, acusada de negligencia y de invadir rutas locales con su flota moderna. Pero, ¿y si el verdadero choque no fue solo de metales, sino de mundos? Detrás de los hashtags de indignación ( , ), emergen voces que cuestionan no solo la seguridad vial, sino el derecho de una multinacional a reclamar territorio en una región donde el transporte ha sido, por décadas, un negocio de supervivencia familiar, no de balances corporativos.
La Hipocresía de los "Piratas": ¿Quién Monopoliza Realmente la Costa Oaxaqueña?
En el ojo del huracán, transportistas locales como Villa del Pacífico, Delfines y sobre todo Villa Escondida —esa vagoneta que promete salidas cada 40 minutos por solo 650 pesos redondos, según su propia publicidad en Instagram y Facebook— han arremetido contra ADO, tildándola de "competencia desleal" y jurando "sacarla de Oaxaca".
Liderados por figuras controvertidas como Lido Baños, un exmúsico convertido en empresario que según denuncias circulantes, renta espacios en Villa Escondida a chóferes novatos mediante esquemas que rozan el chantaje, estos actores locales operan en un limbo legal que ellos mismos critican en los demás.
Que sepan la sociedad: Villa Escondida, bajo el mando de Lido Baños y en alianza con la rama de Felipe López, monopoliza la zona costera de Puerto Escondido, vetando con ferocidad cualquier intento de otros transportistas por instalar bases o puntos de venta en el centro de la ciudad.
Como perros guardianes, se alían con Tránsito estatal para ahuyentar a "osados", tal como se vio en protestas recientes donde Baños vociferaba contra "piratas" mientras sus unidades circulaban sin autorización plena en la autopista Barranca Larga - Ventanilla.
Esta irregularidad no es anécdota: antes de la autopista, imponían un "cacicazgo" en la federal Sola de Vega, bloqueando a competidores formales como Solteca o Estrella Roja. Hoy en la vía nueva, generan caos con sobrecargas y maniobras imprudentes, contribuyendo a un historial de accidentes que dejan a lesionados abandonados, sin el respaldo de seguros que ADO sí ofrece.
¿Calidad moral para atacar? La pregunta duele, porque revela un ecosistema donde la informalidad devora a los débiles, pero también donde la formalidad aplasta a los locales sin piedad.
Hacia un Transporte que no Sea un Campo Minado.
Mirar este embrollo invita a una pausa incómoda: ¿es ADO la villana expansionista que ahoga economías locales o el faro de profesionalismo en un mar de precariedad? La realidad, como siempre en Oaxaca —tierra de contrastes entre mezcal y miseria, es un gris turbio.
Protestas como las de abril de 2025, donde transportistas bloquearon la autopista exigiendo equidad y fueron detenidos por rechazar concesiones a ADO, no son mero oportunismo post-accidente; son ecos de un modelo fallido donde la Secretaría de Infraestructura ignora la transición justa hacia la modernidad.
Lido Baños y Chico Santos, con sus "modus vivendi" de renta y amenazas, encarnan lo peor de la informalidad: un ciclo de extorsión que atrapa a ilusos soñadores de independencia.
Pero culparlos solos es miope; ADO, con su presencia en América y Europa, podría invertir en alianzas, no en litigios. La reflexión urge: ¿cuántas vidas más se perderán en esta guerra de rutas antes de que el gobierno federal imponga reglas claras, como permisos compartidos o fondos para capacitar a vagoneteros? En Puerto Escondido, donde el sol besa playas de postal pero las sombras de monopolios ahogan el turismo, la sociedad merece más que vociferios: un transporte inclusivo, seguro y humano.
De lo contrario, cada curva de Barranca Larga no será solo peligrosa, sino un recordatorio de que el progreso, sin justicia, es solo otro accidente esperando suceder.
Aunado a ello la corrupción seguirá en las líneas "Villas del Pacifico" y "Villa Escondida", cuyos "empresarios" pagan más de treinta mil pesos cada mes a la Guardia Nacional división caminos, para que los dejen circular sin placas, licencia de conducir y sin la debida concesión del transportista.