
02/07/2025
Al visitar la Casa di Giulietta en Verona, me sorprendió descubrir que el famoso balcón fue añadido en la década de 1930 para atraer turistas. Este detalle me hizo reflexionar sobre cómo el amor romántico, a menudo idealizado, puede ser una construcción cultural más que una realidad tangible. La figura de Julieta, aunque ficticia, representa un arquetipo de amor apasionado que sigue cautivando corazones, pero también plantea interrogantes sobre las expectativas que imponemos al amor.
Esa imagen en Verona me recordó que el verdadero amor no se encuentra en ideales románticos, sino en la capacidad de sanar heridas, comunicarnos con autenticidad y construir una relación basada en la confianza y el respeto mutuo.
Es lo que pocos mencionan: más allá del encanto del balcón y su historia de cartel romántico, el amor real exige presencia diaria, compromiso y crecimiento compartido.