Pedro Escobedo en el Tiempo

Pedro Escobedo en el Tiempo Escritor e historiador.

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14/07/2025

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EL GENERAL TOMÁS MEJÍA EN ARROYO SECO «PEDRO ESCOBEDO»
Por: Mtro. Gustavo Morales Tapia.

La Guerra de Reforma, también conocida como la Guerra de Tres Años, fue un conflicto armado que duró de 1858 a 1861. Durante esta guerra se enfrentaron por todo el país conservadores y liberales. En Querétaro el general Tomás Mejía, natural de la sierra de Querétaro, tuvo un férreo control y gozó de la simpatía de muchos.

Muchas son las historias de las andanzas del general Mejía. En aquellos años, por todos lados había anécdotas de su paso y presencia. En el Camino Real, en el tramo de la hacienda de El Colorado hasta San Juan del Río, el general Tomás Mejía tenía gran presencia y control. El objetivo de tener gente a las orillas del Camino Real era para evitar la comunicación y el paso de ejércitos liberales por el camino a la ciudad de México, el bajío y el norte.

El 14 de marzo de 1859 se encontraron conservadores y liberales en el valle de Calamanda, a veinticinco kilómetros de Querétaro y a menos de quince de Arroyo Seco. Aquella ocasión, los dos contingentes «liberales y conservadores» se dirigían a la ciudad de México, uno para protegerla, el de los conservadores, otro, para atacarla. La división del ejército liberal estaba comandada por el general José Justo Álvarez, a quien acompañaban los generales Arteaga, Zaragoza, Pueblita y Leandro Valle, mientras que la división conservadora estaba al mando del general Gregorio del Callejo, con el general Mejía como subjefe. Cada ejército llevaba alrededor de cuatro mil soldados y artillería similar.

La batalla, de tan equilibrada, quedó inconclusa. Varios de los batallones abandonaron el lugar para refugiarse en la ciudad de México. Ambos habían perdido mil hombres, por este motivo, el general Tomás Mejía solicitó refuerzos a los pueblos, sobre todo a las haciendas. El comandante militar de Tolimanejo envió una carta al gobernador de Querétaro, para informar que don José María Vega marchaba con 70 hombres a incorporarse a las fuerzas del general Mejía, y de las periferias al pueblo de Arroyo Seco se sabe que varios hombres engrosaron las filas conservadoras.

A las orillas de Calamanda, Palo Alto, El Colorado, El Ahorcado, Arroyo Seco y otros pueblos y haciendas de la época, sufrieron la irrupción de los ejércitos, sobre todo del conservador, buscando hombres para reforzar su ejército. Don Urbano Rico, trabajador de la entonces hacienda de La Dé, fue uno de los infortunados que fueron llevados por la leva y que participaron de una u otra forma en la Guerra de Reforma. Los familiares de don Urbano Rico cuentan orgullosamente que el soldado Urbano había participado en diversos hechos de armas durante estos años. Don Urbano Rico regresó con sus familiares a mediados de 1860, mencionando que había logrado escapar después de una escaramuza donde muchos de los combatientes habían salido huyendo.

Casos como don Urbano fueron comunes en estos años. En este tiempo, el general don Tomás Mejía fue visto por Arroyo Seco y en las haciendas de la zona, es conocido que durante la batalla de Calamanda se instaló por algunas semanas en la hacienda de El Ahorcado y que rondó por mucho tiempo en estas tierras.

Fuente: "Veinte años de la historia de Querétaro (1853-1873), Reforma, Intervención Francesa, Segundo Imperio y Restauración de la República", de Ángela Moyano Pahissa, y "Pedro Escobedo en el Tiempo".

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14/07/2025

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11/07/2025

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Ex hacienda Chintepec.
09/07/2025

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EL PRIMER MOLINO DE NIXTAMAL DE LA PURÍSIMA 👇

ARROYO SECO, SANTA ANNA Y EL PLAN DE CUERNAVACA 👇
02/07/2025

ARROYO SECO, SANTA ANNA Y EL PLAN DE CUERNAVACA 👇

ARROYO SECO, SANTA ANNA Y EL PLAN DE CUERNAVACA
Por: Mtro. Gustavo Morales Tapia

El Plan de Cuernavaca fue publicado el 25 de mayo de 1834 con la anuencia de Antonio López de Santa Anna y el alto clero, manifestando el pronunciamiento militar y político en oposición a las reformas liberales del vicepresidente Valentín Gómez Farías.

Este plan fue redactado en la ciudad de Cuernavaca y su objetivo principal era derogar la Ley de Patronatos Eclesiasticos, que se consideraba una amenaza a la iglesia católica.

En Querétaro el gobernador Canalizo alentó a los pueblos y ayuntamientos para aderirse al Plan de Cuernavaca, por lo cual los ayuntamientos de Querétaro, San Francisco Tolimanejo, Tequisquiapan, la Purísima Concepción de Landa, Jalpan, el pueblo de Ahuacatlán, San José de los Amoles, la Villa del Saucillo, Santa María Amealco y el pueblo de Nuestra Señora de Guadalupe de Arroyo Seco «hoy Pedro Escobedo» aceptaron dicho Plan, después de que las autoridades leyeron el contenido.

En Arroyo Seco se les preguntó a los habitantes si alguno estaba en contra del manifiesto para adoptarlo, secundarlo, obedecerlo y defender su religión, a lo que no hubo quien dijera cosa alguna, sino no por el contrario se escucharon vivas y aplausos para Santa Anna y el gobernador Canalizo.



Fuente: "Pedro Escobedo en el Tiempo" y Constitución de 1833 tomo II.

LOS SABINOS EN TIEMPOS DE PEDRO ASPE: HACIENDA DE ESCOLASTICAS 👇
01/07/2025

LOS SABINOS EN TIEMPOS DE PEDRO ASPE: HACIENDA DE ESCOLASTICAS 👇

LOS SABINOS EN TIEMPOS DE PEDRO ASPE: HACIENDA DE ESCOLÁSTICAS
Por: Mtro. Gustavo Morales Tapia.

A lo largo de los años, el conflicto de Los Sabinos ha continuado y se ha heredado de hacendado en hacendado, cada uno lo ha vivido de manera diferente.

Con el paso del tiempo Juan Lebrija vendió la ex hacienda a don Pedro Carlos Aspe, un político prestigiado que trabajó en el departamento de Hacienda y Crédito Público, durante el periodo presidencial de Carlos Salinas de Gortari, de 1998 a 1994. Aspe se casó con doña Virginia, con quien tuvo ocho hijos. Hoy en día, los lugareños todavía recuerdan las características físicas y la personalidad de los Aspe:

“Don pedro era buena gente, dejaba que sus hijos e hijas se juntaran con las niñas del pueblo. Sus hijos eran bien caritativos, nos regalaban zapatos, ropa y nos paseaban en las carretas de caballos. Lo que nos gustaba de Pedro Aspe es que él no se metía ni para allá, ni para acá, toda la gente estaba de acuerdo con él y su esposa. Yo me acuerdo que don Aspe pagaba la misa los días domingos. Incluso, cuando los niños hacían su primera comunión, él les compraba su traje, les hacía piñatas y les gustaba mucho a los niños. Doña Virginia era delgada, alta, güera, muy bonita y siempre andaba bien arreglada. Ella era bien canija, era todo lo contrario de su esposo, nos medía la comida. Nosotros trabajamos una temporada de empleadas domésticas en su casa de México y ahí pasamos muchas hambres. A ella no le gustaba que agarráramos comida, se enojaba y nos decía cosas bien feas”.

Los lugareños comentan que la familia de los Aspe solo vivió una temporada y después se fueron a vivir a México, a su lugar de procedencia. Inclusive se llevaron varias mujeres oriundas de la comunidad para que trabajaran como empleadas domésticas. Una de ellas se encargaba de cuidar a la madre de los Aspe y debido a que duró años laborando para ellos, los hijos la pensionaron.

Pedro Aspe compró la hacienda de Escolásticas, porque hubo un tiempo que la gente de la comunidad se fue a vivir a México. Algunos hombres llegaron a trabajar a Palacio de Hierro, donde Aspe era dueño. Estas personas se enteraron que Pedro Aspe estaba interesado en comprar una propiedad y le comentaron que en Escolásticas había una ex hacienda y así fue como la adquirió.

Cuando Aspe compró la ex hacienda, el inmueble era una casa vieja que tenía puras trojes, en ese lugar únicamente guardaban semillas. Con el paso del tiempo, Aspe fue quien la construyó y la remodeló. Para hacerlo contrató a unos escultores de México. Don Aspe solía venir de vez en cuando, generalmente, asistía cada ocho días, pero en 1950 empezó a vivir en Escolásticas. Cuando él estuvo al frente de la hacienda, esta fue más productiva, prueba de ello, eran las huertas de membrillo, manzanas, nueces, aguacate, durazno y granada. Incluso, don Aspe contrató a un señor para que les diera mantenimiento a las huertas. Toda la fruta de las huertas era vendida a las tiendas de la cabecera municipal, en aquel tiempo le vendían a don Juan Landeros y don Manchi. Dentro de la comunidad no vendía nada de fruta. Solamente una parte de la fruta era destinada para la fabricación de dulce de membrillo y vino. Pedro Aspe llevaba cajas de membrillos a sus empleadas: Tilis, Susana y Alejandra, y a todas las ponía a hacer dulce de membrillo. El producto era guardado en closets y no se comercializaba en la comunidad. Constantemente, Aspe llevaba el dulce de membrillo a México y lo regalaba a sus visitas, amigos y familiares.

La ex hacienda también contaba con caballos, los cuales eran usados en paseos y competencias de carreras entre los hijos del hacendado.

Los Aspe no se encargaban de tiempo completo de la hacienda, contrataban administradores que procedían de lugares desconocidos. El primer administrador fue don Ángel y su esposa doña Herlinda, que estuvieron a cargo de la hacienda alrededor de la década de 1960.

Sobre el conflicto de Los Sabinos, los ejidatarios refieren que no tenían problemas con el hacendado, al contrario, tenían una relación muy buena con él, ya que se tomaba la molestia de platicar con la gente y para saber cuales eran sus necesidades y, si en sus manos estaba, los apoyaba. Así lo expresó un habitante de Escolásticas:

“Cuando estuvo Pedro Aspe, él nunca nos quitó Los Sabinos, él si nos dejaba entrar. En ese entonces, el paisaje era muy bonito, porque el agua del manantial era clarita y calientita. Las mujeres iban a lavar su ropa, los niños se metían a las pocitas; tú podrías ir a bañarte a cualquier hora del día y nadie te decía nada. En ese entonces, el agua del manantial era utilizada para regar las huertas de la hacienda. En ese tiempo don Aspe cosechaba maíz, alfalfa y trigo. Me acuerdo que antes había un arroyito donde los animales tomaban agua. En esa época, el área de Los Sabinos estaba rodeada de pura cerca de piedra, me acuerdo que antes había pura brincadera, ahí estaban las huertas, esas sí eran huertas”.

Con el paso del tiempo, aproximadamente en 1973, llegaron a vivir unos norteamericanos, los Makin. La familia Makin estaba compuesta únicamente por una señora, que la gente de cariño le decía La Gringa y su hijo, el Gerry, el cual tenía aproximadamente 20 años de edad.

“Por ahí se decía que, ella era la amante de don Aspe y esa señora le pidió herencia, por tal motivo, Pedro Aspe se vio en la necesidad de regalarle la hacienda. Al mando de La Gringa, se construyó un establo de vacas, por eso la hacendada producía queso y leche. A pesar de que la patrona radicaba en la ex hacienda, no se daba abasto en realizar todas las labores, por ello contrató a un capataz, a don José, para que se encargara del ganado y de las parcelas, en este tiempo sembraban para silo y pastura”, dijo un habitante de Escolásticas.

Los ejidatarios siempre tuvieron problemas con La Gringa. El conflicto de Los Sabinos se acentuó cuando la hacendada prohibió la entrada a dicha área. A raíz de ello, los campesinos se disgustaron y empezaron el pleito.



Fuente de información: Tesis de Marisela Atanacio Prado.
Foto: Hacienda Escolásticas.

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01/07/2025

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Vale de pago a trabajador de la hacienda de Ajuchitlancito de 1918. Menciona a Fernando Helguera (dueño de la hacienda) padre de Fernando Helguera "El Chico", último Helguera dueño de Ajuchitlancito.

Fuente: Museo De Historia De San Clemente

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