24/04/2025
Malaquías 4:1-2:
1 “Porque, ¡miren!, viene el día ardiente como un horno, cuando todos los arrogantes y todos los que hacen el mal serán como rastrojo. El día que viene los consumirá —dice Jehová de los ejércitos— y no les dejará ni raíz ni rama.
2 Pero, para ustedes que le temen a mi nombre, el sol de la justicia brillará, trayendo curación en sus alas. Y ustedes saldrán y saltarán de alegría como becerros engordados que salen del establo."
Reflexión:
Este pasaje es una advertencia poderosa envuelta en esperanza. Jehová, a través del profeta Malaquías, pinta un cuadro del día del juicio: los malvados serán consumidos como rastrojo, reducidos a cenizas, sin raíz ni futuro. Es una justicia ardiente, ineludible. Pero para quienes temen su nombre, aparece una figura gloriosa y sanadora: el Sol de justicia, que trae salud en sus alas.
Ese Sol es una imagen profética del Mesías: Jesucristo. Para unos, será fuego consumidor; para otros, será luz, calor y sanidad. La diferencia no está en el Sol, sino en quién eres tú ante ese Sol.
Dios no cambia. Su justicia es la misma. Lo que cambia es cómo respondes tú a su nombre: ¿con temor reverente o con indiferencia?
Aplicaciones prácticas:
1.- Vive con un temor reverente a Dios.
Temer su nombre no es tenerle miedo, sino respetar profundamente su autoridad, amar sus normas y vivir consciente de su presencia. ¿Estás tomando en serio lo que Dios exige? ¿O te estás acomodando al mundo?
2.- Busca sanidad bajo las alas del Sol de Justicia.
¿Tienes heridas emocionales, espirituales o físicas? Cristo no solo juzga, también sana. Acércate a él en oración sincera, con humildad, y déjalo sanar lo que el mundo y el pecado han dañado.
3.- No envidies al malvado: serán ceniza.
A veces parece que los impíos prosperan, pero su fin está decretado. No vendas tu conciencia por éxito temporal. Recuerda: todo lo que no esté en Cristo terminará en polvo.
4.- Vive con gozo y libertad espiritual.
“Saltarás como becerro bien alimentado” — eso habla de alegría, vida plena, libertad interior. Si temes a Dios, tienes razones para vivir feliz, incluso en medio de pruebas, porque sabes cuál será tu destino.
5.- Prepara tu vida para “el día que él prepara”.
Este mundo no seguirá igual para siempre. Dios ya ha señalado un día. ¿Estás listo? ¿Tu conciencia está tranquila delante de Él? Este es el tiempo de ajustar tu vida a su voluntad.