
29/05/2025
Durante su embarazo, acudió a una cita de rutina para una ecografía. Todo parecía normal... hasta que la imagen apareció en pantalla.
Allí, claramente, se veía lo que parecía una mano. No la del bebé, sino otra, posada delicadamente sobre su pequeña cabeza, como si lo estuviera moldeando… o protegiendo.
La doctora se quedó en silencio. Ella también lo vio.
Pero la madre no sintió miedo. Sintió paz.
> “He orado muchas veces pidiéndole al Señor que no quite Su mano de mi bebé…” —confesó entre lágrimas.
Para muchos, fue solo una coincidencia.
Para ella, fue una señal del cielo.
Una prueba de que no estamos solos, y de que alguien escucha nuestras oraciones, incluso antes de nacer.