21/05/2025
LA CASA DEL SILENCIO
Elaine se detuvo frente a la imponente casa victoriana. Sus ventanales, oscuros como ojos vac铆os, parec铆an observarla. Se dec铆a que nadie hab铆a habitado en ella en d茅cadas, que el 煤ltimo due帽o, un relojero exc茅ntrico, simplemente desapareci贸 una noche, dejando todo tal cual. Elaine, una joven fot贸grafa urbana, buscaba capturar la esencia del abandono, la belleza l煤gubre de lo olvidado. Esta casa era la joya de la corona de su proyecto.
La puerta de madera ma**za chirri贸 al abrirse, invit谩ndola a un abrazo de polvo y penumbra. El aire era pesado, con un olor a humedad y a algo m谩s, algo antiguo y casi met谩lico. La luz que se filtraba por las rendijas de las contraventanas creaba rayas doradas sobre el polvo flotante, iluminando muebles cubiertos con s谩banas blancas que parec铆an fantasmas inm贸viles. Cada paso de Elaine resonaba en el silencio denso, un eco que parec铆a burlarse de su presencia.
En el sal贸n principal, un piano de cola exhib铆a sus teclas amarillentas. Elaine pas贸 sus dedos sobre ellas, imaginando las melod铆as que alguna vez llenaron esas habitaciones. De repente, un d茅bil tintineo lleg贸 desde el piso de arriba. Se detuvo en seco, el coraz贸n lati茅ndole con fuerza en el pecho. 驴Era el viento? 驴Una rama rozando la ventana? Se oblig贸 a s铆 misma a seguir adelante, c谩mara en mano, ascendiendo la escalera crujiente.
El tintineo se hizo m谩s claro en el segundo piso, gui谩ndola hacia una habitaci贸n al final del pasillo. La puerta estaba entreabierta. Al asomarse, vio un cuarto infantil. Un caballito de madera, cubierto por una s谩bana, se balanceaba suavemente, como si acabara de ser montado. Y all铆, en una peque帽a mesa, hab铆a una caja de m煤sica de porcelana. Era la fuente del tintineo. No era el viento. La tapa de la caja estaba ligeramente levantada, y una melod铆a suave, casi inaudible, escapaba de ella. La melod铆a era extra帽amente familiar, una tonada que le tra铆a un eco lejano de su propia infancia.
Elaine sinti贸 un escalofr铆o que le recorri贸 la espalda. Estaba sola en esa casa, completamente sola. 驴Qui茅n o qu茅 hab铆a activado la caja de m煤sica? Se acerc贸 con cautela, su mano temblaba al extenderla hacia el objeto. Justo cuando sus dedos estaban a punto de tocarla, la melod铆a se detuvo abruptamente. La tapa de la caja se cerr贸 con un suave "clic".
Elaine se qued贸 inm贸vil, conteniendo la respiraci贸n. Un instante despu茅s, escuch贸 algo. Un susurro, tenue y helado, que pareci贸 provenir del rinc贸n m谩s oscuro de la habitaci贸n. No eran palabras, sino una sucesi贸n de s铆labas sin sentido, como un eco de un nombre olvidado. En el mismo momento, not贸 algo peculiar en el suelo de madera, justo al lado de la cuna: una serie de peque帽as marcas de ara帽azos, casi invisibles, que se dirig铆an hacia la pared. No eran marcas de un objeto arrastrado, sino ara帽azos individuales, como si algo peque帽o y afilado hubiera sido arrastrado con urgencia.
Elaine retrocedi贸 lentamente, sintiendo la opresi贸n del aire a su alrededor. La casa ya no era solo un edificio abandonado; era un lugar donde algo, o alguien, no quer铆a ser molestado. De repente, la caja de m煤sica volvi贸 a abrirse, y la misma melod铆a comenz贸 a sonar, esta vez un poco m谩s fuerte, m谩s clara.
Sali贸 de la casa a la luz de la tarde, el sol parec铆a menos brillante, el aire menos c谩lido. Mir贸 la casa por 煤ltima vez, sus ventanas ahora le parecieron m谩s que vac铆as; parec铆an albergar una presencia. Sab铆a que no volver铆a. Pero mientras conduc铆a, la melod铆a de la caja de m煤sica no dejaba de sonar en su mente. Y esa noche, al revisar las fotos que hab铆a tomado, ampli贸 una de la habitaci贸n del ni帽o. Entre las sombras, detr谩s del caballito de madera, apenas discernible, hab铆a una peque帽a figura borrosa. Una silueta que no estaba all铆 cuando tom贸 la foto. Y al lado de la silueta, en la pared, los mismos ara帽azos que hab铆a visto en el suelo, pero esta vez, parec铆an deletrear una 煤nica palabra.
Una palabra que Elaine nunca hab铆a escuchado, pero que ahora, de alguna manera, le resultaba extra帽amente familiar.
驴Te atrever铆as a buscar el significado de esa palabra?