25/11/2025
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El Pacífico mexicano tiene un nuevo centro de gravedad para la navegación de élite. Puerto Vallarta, tradicionalmente conocido por sus atardeceres y cruceros de línea, está redefiniendo su identidad portuaria. En la última semana, sus muelles y aguas se han transformado en un catálogo vibrante que va desde la tradición naval hasta la cúspide del lujo multimillonario. La ciudad no solo es un destino turístico, sino un gran referente náutico en el que se entrelazan culturas y fortunas.
La postal más reciente la dio el ARC Gloria de Colombia. Este majestuoso buque escuela, un bergantín-barca de tres mástiles construido en 1968, arribó por primera vez a la bahía, llevando consigo 1,400 metros cuadrados de lona blanca en sus 23 velas desplegadas. Designado como el "Embajador Flotante" de Colombia, el Gloria no es solo un barco de instrucción para los futuros oficiales navales; es una pieza de historia viva que, al atracar en Vallarta, estrecha los lazos marítimos y culturales. Su visita es parte de una oleada de escalas de buques militares extranjeros de países aliados del Pacífico, reforzando la capacidad operativa y la relevancia estratégica de la terminal mexicana.
El Gloria abrió sus cubiertas al público para que los vallartenses lo visitaran y conocieran su estructura, además de que sostuvo eventos diplomáticos entre las autoridades mexicanas y las colombianas. Pero este es solo el último de varios buques de ese tipo y militares que han visitado el puerto. Una semana antes, un patrullero militar francés, el Teriieroo a Teriierooiterai, hizo lo propio en nuestras aguas.
Pero es la presencia de la flota de súper lujo lo que realmente acentúa el estatus exótico del puerto. En días recientes, la bahía ha sido el anfitrión de cuatro embarcaciones privadas que definen el lujo moderno, cuyos tamaños y costos evidencian la capacidad de la terminal.
Ahí, anclado con una presencia imponente, se destacó el ATESSA V. Con 95 metros de eslora y un valor estimado que ronda los 200 millones de dólares, este navío es la joya de Dennis Washington, el magnate estadounidense con intereses en minería y transporte. Su arquitectura es una declaración de riqueza que compite con los rascacielos.
Junto a él, un dúo dinámico acaparó la atención: el Lonian y su singular buque de apoyo, el Hodor. El Lonian, un superyate de 87 metros valuado en unos 160 millones de dólares, es la residencia flotante de Lorenzo Fertitta, el multimillonario y ex jefe de la UFC. Lo fascinante es el Hodor (con un costo de unos 30 millones de dólares), un buque de apoyo de 66 metros que viaja exclusivamente para transportar los helicópteros, lanchas rápidas y toda la utilería de ocio de su nave nodriza; una muestra inigualable de opulencia logística.
Finalmente, el cuarteto de élite lo cerró el yate Papelillo. A diferencia de sus compañeros colosales, este es un ágil y elegante yate a motor Sanlorenzo SL96 de 29.1 metros, cuyo valor se estima en 5.2 millones de dólares. Pese a su menor escala, el Papelillo mantiene un estándar de lujo italiano, con capacidad para ocho huéspedes en sus cuatro camarotes, simbolizando la presencia de la élite de alto poder adquisitivo que utiliza Vallarta como su destino predilecto para el charter privado o estancias de fin de semana, o incluso semanas enteras, disfrutando desde la comodidad de sus mansiones flotantes.
Esta conjunción de buques escuela históricos, militares estratégicos y superyates con valores que fluctúan desde los cinco hasta los doscientos millones de dólares no deja lugar a dudas: Puerto Vallarta ha trascendido su vocación turística para convertirse en una terminal exótica y cosmopolita, un muelle donde la tradición, la diplomacia y el lujo extremo se encuentran bajo el mismo cielo del Pacífico.
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