
09/10/2025
🔴 COMPRA DE VOTOS. La Doble Estafa: Un fraude dentro del fraude
🗳️ A UN AÑO DE LAS ELECCIONES… Continúa el escándalo de la compra de votos en Puerto Vallarta. SPOILER ALERT: ¡Y ni siquiera se los pagaron a la gente!
A un año de las elecciones a la presidencia municipal, los ecos del escandaloso caso de compra de votos siguen presentes en nuestra ciudad, con una resolución que aún brilla por su ausencia.
Los protagonistas de este famoso escándalo son Javier García y Francisco Velasco, originarios de Zapopan: uno “asesor” y el otro asistente del presidente municipal Luis Munguía, quienes, mientras se resuelve el caso de los famosos “QRs”, siguen en sus puestos dando órdenes dentro y fuera de presidencia, sin que exista todavía una respuesta a las demandas de la ciudadanía respecto a este caso.
El tema no es menor: de acuerdo con la Ley General en Materia de Delitos Electorales, Artículo 7, fracción VII, se impondrá prisión de seis meses a tres años a quien “solicite votos por paga, promesa de dinero u otra contraprestación”.
Pero lo más pintoresco del asunto, en nuestro México Mágico, es que, según versiones de varios ciudadanos en distintos medios y plataformas, los mismos votantes “reclaman” que no les pagaron los votos prometidos.
Un fraude dentro del fraude: la doble estafa democrática. Un nuevo modelo de innovación política importado desde la zona metropolitana de Guadalajara (porque, claro, la corrupción también se puede importar, ¿por qué no?), donde los colores de partido son lo de menos para estos políticos foráneos y chapulines.
Y es que estos personajes, antes priistas y perredistas, ahora se presumen orgullosamente “verdes”… pero solo de camiseta, porque eso es lo que exige el negocio actual.
Javier García, por ejemplo, se presenta como el encargado de traer “negocios” desde Guadalajara al Ayuntamiento, pero sin ningún respaldo institucional que garantice transparencia, poniendo en duda la legalidad y el origen de estas operaciones intermunicipales. Un riesgo para los supuestos “inversionistas”, si así se les puede llamar, y una preocupación legítima para los vallartenses y su patrimonio público.
Mientras tanto, los nuevos políticos exportados de Zapopan a Vallarta parecen decididos a mantener vivo el folclor electoral: ese donde el ciudadano vota con la esperanza de cobrar y el político promete con la certeza de no pagar. Un trueque perfecto entre la impunidad y la desmemoria colectiva.
¿Cuánto tiempo seguiremos así en Vallarta, con funcionarios reciclados y prácticas “innovadoras” de QRs, pero tan viejas como el PRI de los ochenta? Convirtiendo la compra de votos en tradición y el cinismo en modelo de gestión.
Y por cierto, además de este caso que aún debe aclararse, ¿qué pensarán de todo esto los verdaderos verdes, esos de Vallarta que llevan años luchando al lado de Munguía, mientras asesores externos importados desde Zapopan toman las decisiones de su proyecto?