24/11/2025
“El Día del Aguinaldo… o cómo casi se arma una revolución en la maquila”
En la maquila “Industrias El Tornillo Feliz S.A. de C.V. y Otras Cosas Que No Funcionan”, era 7 de diciembre y desde las 2:45 pm ya se sentía un ambiente raro…
Como cuando va a llover, pero en vez de nubes, lo que huele es a esperanza y deudas.
Los supervisores se paseaban con cara de “háganse mensos, pero trabajen tantito”.
Las máquinas sonaban a medio gas.
La banda transportadora avanzaba más lento que un lunes sin café.
Y la gente… bueno, la gente ya traía puesta la ropa “para ir al cajero”, por si el milagro ocurría.
EL MENSAJE QUE SACUDIÓ A UN PAÍS
A las 3:17 pm, el silencio se rompió.
El celular de Jenny, la de Calidad, vibró tan fuerte que casi cae en una caja de tornillos.
Abrió la app del banco con manos temblorosas, como si estuviera revisando los resultados de un examen de embarazo.
Y entonces…
La pantalla brilló…
“Depósito: Aguinaldo Maquilero 2025”
Jenny gritó con una potencia digna de patrona del karaoke:
—¡YA CAYÓ EL AGUINALDO, PERROS!
La noticia corrió más rápido que el chisme de que Recursos Humanos anda con el de Seguridad.
En 30 segundos:
14 personas pidieron permiso para “ir al baño”.
3 fingieron desmayarse para que las dejaran salir.
Uno gritó: “¡SE LE METIÓ UNA ASTILLA A MI OJO! Necesito atención médica… en el cajero”.
Y alguien activó la alarma de incendio nomás “por estrategia”.
EL ÉXODO HACIA EL CAJERO
La estampida comenzó.
Nadie había corrido así desde aquel simulacro de terremoto que terminó en merienda colectiva afuera.
Todos se fueron rumbo al cajero del Oxxo de la esquina, ese que siempre está fuera de servicio, pero que mágicamente sí funciona el día del aguinaldo, porque hasta Dios sabe lo que está en juego.
Don Chuy, el viejo lobo de mar de la maquila, iba adelante de la fila con paso decidido y su clásica frase:
—Quítense que ahí les voy, que yo tengo que pagar cinco tandas y comprar la botana de la posada.
LA PELEA POR EL LUGAR
Llegando, la fila ya daba la vuelta al estacionamiento, rodeaba el Oxxo, pasaba por la tortillería, y casi llegaba a la casa de Doña Mari, la que vende dulces.
La gente se formó civilizadamente por 14 segundos.
Luego empezaron los gritos:
—¡Yo estaba antes!
—¡No es cierto, si tú todavía estabas sacando el lonche en la maquila!
—¡Pásele, joven, yo nomás quiero checar el saldo!
—¡NO! La ley dice que “checar saldo” también cuenta como pasar.
EL CAJERO QUE SE TRABÓ
Cuando ya casi le tocaba, a Don Chuy se le ocurrió rezar:
—Virgencita de la Línea 4, no me vayas a trabar el cajero…
Y la virgencita, muy bromista, decidió ponerlo a prueba.
El cajero se congeló.
Pantalla negra.
Pánico nacional.
La fila entera soltó un “¡NOOOO!” digno de final de novela de Televisa.
Pero entonces llegó el gerente del Oxxo, armado con una escoba como si fuera una katana, abrió la puertita del cajero, le dio un golpe mágico con la parte de abajo y…
¡PUM! Prendió.
Aplausos.
Lágrimas.
Gente persignándose.
Se escuchó un “¡VIVA MÉXICO!” al fondo.
EL MOMENTO ESPERADO
Por fin, Don Chuy mete su tarjeta.
La máquina piensa.
Piensa.
Piensa más.
El corazón de Don Chuy late tan fuerte que hasta se movía su camisola.
Y entonces…
Saldo disponible: más dinero del que tendrá en todo el año.
Los ojos de Don Chuy brillaron.
Se sintió poderoso.
Invencible.
Como si pudiera comprar todo el Oxxo.
EL DESMADRE POST-AGUINALDO
Esa noche pasó a Coppel a “nomás ver qué hay”…
Salió con:
Una sala nueva
Una pantalla de 65 pulgadas
Dos bicicletas
Y un reloj “Edición Especial del América”
También se fue a la carnicería por carne para asar “nomás un kilito”…
Y salió con media vaca.
En su casa la esposa lo esperaba con los brazos cruzados:
—¿Y te quedó dinero?
—Poquito.
—¿Qué es poquito?
—Pues… lo que me vaya a quedar después de pagar las 48 quincenas que me faltan.
Pero los niños estaban felices, la tele nueva brillaba, la carne se asaba, y Don Chuy, con caguama en mano, sonreía:
—Nomás una vez al año se vive así, vieja… mañana ya vuelvo a ser pobre.