
07/03/2025
Los delirios de María Vidaña.
Los habitantes de Salina Cruz, del siglo pasado en las décadas de los 80s muchos recordaran a una mujer de avanzada edad que, deambulaba en el centro de la ciudad, vestida de novia con un tocado acabado por el tiempo y ella maquillada escandalosamente; salía del callejón Héroes de la Marina hasta llegar a la calle Mazatlán, tomar la calle 5 de mayo, pasando frente el mercado Ignacio Zaragoza, en aquellos años la calle, la avenida y el mercado estaban libres de casetas y vendedores ambulantes, para llegar a la parroquia de la Santa Cruz.
Sobre este extravagante personaje de Salina Cruz, el escritor Juan Cruz Nieto, en su reciente obra “Los delirios de María Vidaña” que pronto lo dará a conocer en esta ciudad y puerto de Salina Cruz, que lo llevó a la comedia el pasado 28 de febrero de 2025 en la Casa de Cultura de Juchitán, en donde fue aclamada por el público, por la trama del ramillete de poesías que interpreto Dalia Vera Posada del Centro Cultural “Posada”, que personifico a María Vidaña.
Juan Cruz Nieto escribió: “todos los días la vi pasar por las de esa ciudad bañada por la brisa de la mar y con sabor a salitre, por esa calle tan corta en distancia, pero tan larga en historia, aunque ni siquiera llega a ser calle.
Salía de una casita ubicada en el callejón Héroes de Marina, hasta llegar a Mazatlán, doblaba a su izquierda y luego tomaba Cinco de Mayo, pasaba frente al Mercado Ignacio Zaragoza y seguía su camino rutinario…, todos los días de su casa a la iglesia, de la iglesia a su casa…, todos los días balbuceando lo mismo, soñando lo mismo, en espera de lo mismo, el hombre que nunca volvió.
En la vida real María Vidaña no quedó plantada en la iglesia, sencillamente porque el marinero nunca volvió, tampoco se organizó la boda, pero ella no pudo aguantar el desplante de su prometido y perdió la memoria, y paulatinamente perdió todo: su juventud, su sonrisa, su belleza, sus rubios cabellos, su pureza…, se perdió con un alma nómada en la turbulencia de un puerto sin mar o de una ciudad sin habitantes.
Así María la hermosa María Vidaña fue creando sus delirios, que, con el paso de los años, de igual forma se perdieron en la inmensidad del tiempo, ese tiempo que finalmente también se la llevó