
12/07/2025
Antes repartir una pizza era toda una hazaña.
Los repartidores trabajaban con herramientas que hoy parecen impensables:
-Mapas de papel: Muchos llevaban un mapa físico de la ciudad, a veces una libreta gruesa con todas las colonias, calles y códigos postales. Tenían que buscar la calle a mano, memorizar la ruta y salir sin saber si habría tráfico o si la calle estaba cerrada.
-Memoria y experiencia: Los repartidores más experimentados conocían bien su zona. Sabían qué calles eran de un solo sentido, dónde estaban los semáforos eternos y qué atajos eran seguros. Era una habilidad aprendida con los años.
-Teléfonos fijos: Si se perdían, a veces tenían que parar en una tienda, una caseta telefónica o una casa para llamar a la pizzería y pedir indicaciones. No había WhatsApp para mandar ubicación.
-Clientes pacientes: La gente entendía que podía tardar. No existía eso de “lo rastreas en tiempo real”. Si tardaban 40 minutos, esperabas. Si se equivocaban de calle, a veces hasta el cliente salía a buscarlos.
Antes, ser repartidor no solo era manejar una moto: era tener una buena memoria, ser buen lector de mapas, resolver problemas bajo presión y orientarse con el puro instinto.