02/06/2025
Agua, Ciudad y Ciudadanía. Rumbo a una ciudad amigable con el agua para todos.
Arquitecto Fabián Ozuna Espinosa / Semanario Mirada Sur
Los veo. Veo en sus ojos, la frustración, el desánimo, el cansancio, la indignación. Indignación porque, en pleno siglo XXI, nos vemos afectados, enfrentados a una paradoja inaceptable: mientras unos sufren por la falta de agua, otros son afectados y pierden hasta la tranquilidad por las inundaciones. Otros más se conflictúan con mayor niveles de violencia por problemáticas relacionadas con el agua y más se enferman por su mala calidad.
Esta indignación crece porque la autoridad municipal parece carecer de empatía. No logra colocar en su agenda, porque no comprende de manera conjunta las problemáticas asociadas demandadas por la ciudadanía. No existe esfuerzo en mejorar la calidad de los servicios públicos, o peor aún, opta por ser caso omiso demostrando un nulo interés en promover soluciones, planes, proyectos o acciones emanados y diseñados juntamente con la ciudadanía. Merecemos soluciones con la calidad que nuestras familias necesitan y merecen, no queremos proyectos improvisados, sin factibilidad, ni impacto positivo, elaborados solamente para cubrir un capricho político, que solamente derrocha el recurso público.
La indignación porque la salud de los habitantes está en riesgo por enfermedades gastrointestinales, y la convivencia e integración social se fractura en conflictos sociales que antes no existían.
Indignación, sí, porque nuestros ríos, antes fuentes de vida y belleza, hoy son tristemente cauces de contaminación.
ESTA REALIDAD NO ES UNA CASUALIDAD. NO ES UN CAPRICHO DE LA NATURALEZA. Cuenta con diversos factores y hoy comparto con ustedes una de ellas.
Nuestra compleja realidad, es el resultado directo de años de falta de planeación urbana eficaz. Decisiones tomadas de espaldas a la realidad, sin considerar el impacto en nuestras vidas, en nuestros hogares, en nuestro futuro. Se construyó sin visión, se expandió sin estrategia, y hoy, estamos pagando un precio altísimo por ello.
Sé que muchos de ustedes han levantado la voz incansablemente. Han presentado quejas, han participado en reuniones, han buscado soluciones individuales o de forma organizada como colonia, barrio o fraccionamiento. Y sé que, a menudo, la respuesta ha sido el silencio, la burocracia o la indiferencia. Pero hoy, quiero que sepan algo: SU VOZ ES VÁLIDA, SU PREOCUPACIÓN ES LEGÍTIMA Y SU INDIGNACIÓN ES EL MOTOR QUE NECESITAMOS PARA EL CAMBIO.
La crisis del agua en nuestra ciudad es compleja, pero sus raíces son claras: una urbanización desordenada que ignora el ciclo natural del agua. Hemos pavimentado lo que antes absorbía, hemos desviado lo que antes fluía, y hemos contaminado lo que antes nos sustentaba.
Pero no estamos aquí solo para lamentarnos. Estamos aquí porque la indignación puede ser una fuerza transformadora. Podemos y debemos exigir un cambio.
PODEMOS Y DEBEMOS SER PARTE DE LA SOLUCIÓN.
¿Qué podemos hacer? Hay caminos, y debemos transitarlos juntos:
Este día, no vengo a presentarles proyectos, vengo a sumarme a los proyectos que conjuntamente y de forma organizada, surjan de la sociedad y sean factibles de ejecutar.
Me encuentro con ustedes, en atención a una invitación que considero noble y valiosa, confío en una ciudadanía responsable, y sé que probablemente la ciudad que hoy tenemos y sus problemas es producto de muchas decisiones y acciones u omisiones ciudadanas que hoy han causado impactos negativos y son parte del problema que tenemos.
Es fundamental la organización para garantizar la gestión sostenible del agua y del saneamiento, así como la planeación y mejora de nuestra ciudad y comunidades, la ciudadanía debe ser escuchada y tiene la libertad de actuar colectivamente y de tener la capacidad de crear consensos.
Por último, comparto con ustedes 5 puntos concretos.
1) Exigir Transparencia y Rendición de Cuentas: Es fundamental que las autoridades fomenten procesos de planeación en donde la participación ciudadana sea responsable y asuma a los procesos como propios, vigilando la calidad, la claridad, con metas y plazos definidos, para una gestión integral y sostenible del agua, de la ciudad y de nuestro entorno. Necesitamos ser parte de los procesos de definición de diagnósticos, en los procesos para definir qué se va a hacer, cómo se va a invertir el recurso público ante necesidades reales y quiénes serán los responsables. Tenemos que promover ejercicios para fomentar la transparencia y rendición de cuentas a toda la ciudadanía, no podemos quedarnos solamente como observadores. LOS PROCESOS DE PLANEACIÓN DEBEMOS CIUDADANIZARLOS, ES NUESTRO DERECHO.
2) Impulsar la Participación Ciudadana Real: Nuestra voz no puede ser solo un eco. Debemos ser actores clave en la toma de decisiones. Demandemos espacios de consulta genuinos, donde nuestras propuestas sean escuchadas y consideradas, nuestra voz debe buscar espacios de participación responsable en procesos de gestión, seguimiento, control y evaluación, el beneficio debe ser útil para las presentes y próximas generaciones.
3) Promover Soluciones Basadas en la Naturaleza: La naturaleza nos ofrece respuestas. Debemos impulsar proyectos de infraestructura verde, como la creación de más áreas verdes que permitan la infiltración de agua, la restauración de humedales y la reforestación de cuencas.
4) Fomentar una Cultura del Cuidado del Agua: Desde nuestros hogares, podemos hacer una diferencia. El uso responsable del agua, la captación de agua de lluvia y el reuso de aguas grises son acciones que, sumadas, generan un impacto significativo.
5) Organización Comunitaria y Vigilancia Ciudadana: La unión hace la fuerza. Fortalezcamos nuestras redes vecinales, organicemos comités de vigilancia y monitoreo de la calidad del agua y de la ejecución de proyectos con mejor diseño urbano amigable con el agua Infraestructura Verde, Planificación Hídrica Urbana, Gestión Sostenible del Agua Urbana, Diseño Sensible al Agua.
La ruta será desafiante, no nos engañemos. Habrá resistencia, habrá obstáculos. Pero la alternativa es seguir sufriendo en silencio, y eso, simplemente, no es una opción.
El agua es un derecho humano fundamental. Es la base de nuestra salud, de nuestra economía, de nuestra paz social. Y es nuestro deber colectivo protegerla y asegurar su disponibilidad para las generaciones futuras.
Este no es un problema de ellos, es un problema nuestro. Y LA SOLUCIÓN, TAMBIÉN, DEBE SER NUESTRA. JUNTOS, podemos transformar la indignación en acción, la preocupación en soluciones, y la crisis EN UNA OPORTUNIDAD PARA REGENERAR Y MEJORAR NUESTRA CIUDAD, “UNA CIUDAD MÁS JUSTA, MÁS INCLUYENTE, MÁS RESILIENTE Y MÁS SOSTENIBLE.”
Levantemos la voz, unamos esfuerzos y construyamos el futuro que merecemos. EL FUTURO DONDE EL AGUA SEA FUENTE DE VIDA, NO DE ANGUSTIA.