08/07/2025
Con más del 50% del presupuesto 2025 ya ejercido, Mexicanos ( ) enfrenta una crisis operativa que podría agravarse si no se aplican contratos mixtos urgentes.
"Pemex podría colapsar operativamente a partir del tercer trimestre de 2025 si no se toman decisiones urgentes y estructurales". A través de datos públicos el 50% del presupuesto asignado para inversiones en exploración y producción, y cómo la falta de recursos podría detener pozos, obras y toda una cadena de valor que depende del sector hidrocarburos.
En 2025, Pemex recibió 211 mil millones de pesos para inversión presupuestal y 127 mil millones para CAPEX. A marzo, ya se han ejercido 103 mil millones en inversión y 72 mil en CAPEX, principalmente en exploración y extracción, el corazón productivo de la empresa.
Esta ejecución acelerada genera una presión inmensa: solo queda un 45% de recursos para el resto del año y el problema no termina ahí. El plan para 2025 incluye perforar 225 pozos, pero al primer trimestre únicamente se han realizado 17, lo que equivale al 8% del objetivo anual. Muchos de estos pozos son de alta presión y temperatura, más costosos que los convencionales. Sin más recursos, la operatividad se detendrá, lo que a su vez afectará la producción actual y futura.
En marzo de 2025, Pemex ya tenía 248 pozos menos que en 2024 y una producción de crudo que cayó a 1.615 millones de barriles diarios (205 mil menos que el año anterior). Las deudas de Pemex también presionan: vencimientos por más de 6,400 millones de dólares en 2025 y 18,000 millones en 2026.
Con menos ingresos por venta de gasolina producto del subsidio que busca mantener el precio por debajo de los 24 pesos y mayores costos operativos, la empresa perderá flujo de efectivo y su capacidad para invertir. ¿La solución? Contratos mixtos, abrir asignaciones actuales de Pemex y crear nuevas en conjunto con privados, bajo esquemas bien estructurados, permitiría compartir costos, acelerar producción e incluso pagar a proveedores con mayor fluidez. Esto, sin comprometer la soberanía energética, pero sí reconociendo la urgencia de actuar con eficiencia y realismo.
Pemex tiene el conocimiento y la estructura, pero no el dinero ni el tiempo. La caída de ingresos, el incremento en costos financieros, el retraso en metas de producción y la presión presupuestaria requieren un rediseño inmediato. Si se mantiene la inercia, no habrá manera de sostener la operación ni la producción. Si se toma acción, todavía es posible salvar a la principal empresa productiva del Estado y con ella, a gran parte del sector energético mexicano.