28/09/2025
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El discurso de Benjamín Netanyahu en la Asamblea General de la ONU dejó clara la postura de Israel frente a la guerra en Gaza y las crecientes presiones internacionales. El primer ministro defendió la ofensiva contra Hamás, al que calificó de “régimen terrorista”, y denunció lo que llamó una “guerra jurídica” en su contra, refiriéndose a los organismos internacionales que lo acusan de genocidio. Según Netanyahu, estas acusaciones no se dirigen a Israel, sino a los líderes “débiles” que buscan apaciguar el mal en lugar de enfrentarlo.
Estas declaraciones se produjeron pocos días después de que una Comisión de Investigación de la ONU concluyera, el dieciséis de septiembre de dos mil veinticinco, que Israel estaría cometiendo genocidio en Gaza, algo que Netanyahu rechaza rotundamente. A esta presión se suma la orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional en noviembre de dos mil veinticuatro, que lo acusa de crímenes de guerra y de lesa humanidad. Aunque el riesgo de detención depende de los países que aplique estrictamente el Estatuto de Roma, el hecho marca un precedente histórico: un jefe de gobierno israelí con orden de captura internacional. Mientras tanto, el conflicto sigue dejando un costo humano devastador; según el Ministerio de Salud de Gaza, han mu**to sesenta y cinco mil quinientas cuarenta y nueve personas y ciento sesenta y siete mil quinientas dieciocho han resultado heridas desde que estalló la guerra en octubre de dos mil veintitrés.
En su discurso, Netanyahu también citó los escritos bíblicos, recordando que muchos han convertido “el bien en mal y el mal en bien”, evocando las palabras de los profetas de Israel. Los acontecimientos actuales muestran la dimensión profética que la Biblia anticipó: Jerusalén como “piedra pesada para todas las naciones” y un pueblo que sería odiado por todos (Zacarías 12:3; Mateo 24:9). Las acusaciones y divisiones internacionales en torno a Israel no son solo un conflicto político y militar, sino un recordatorio del cumplimiento profético. En medio de la confusión, este tiempo llama a discernir los hechos a la luz de la Palabra de Dios, recordando que, aunque las naciones se levanten y acusen, el plan divino sigue avanzando hacia su cumplimiento final.