
05/05/2025
¡Fue un domingo hermoso!
Cada inmersión en el agua hacía resonar en los corazones de nuestros valientes hermanos y en nuestros corazones, como testimonio, la palabra escrita en Gálatas 2:20 “Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Nuestro pasado quedó atrás, ya no hay mas condenación
¡Que maravillosa gracia, vida nueva y salvación nos ha dado Cristo!