La Voz de la Penumbra

La Voz de la Penumbra relatos, historias de terror

El Hospital sin SalidaLa primera vez que Martín despertó, el frío de la habitación lo atravesó hasta los huesos. El olor...
12/02/2025

El Hospital sin Salida

La primera vez que Martín despertó, el frío de la habitación lo atravesó hasta los huesos. El olor a desinfectante y sangre seca impregnaba el aire. Se sentó lentamente en la camilla y miró a su alrededor. Estaba en una sala de hospital, pero algo estaba mal. No había ventanas, solo una puerta entreabierta que dejaba pasar la luz parpadeante de un pasillo silencioso.

Martín no recordaba cómo había llegado allí. Su última memoria era un accidente de coche: la lluvia, los faros que se acercaban, el impacto.

Se bajó de la camilla con un quejido de dolor y salió al pasillo. La luz de los fluorescentes titilaba, lanzando sombras que parecían moverse. No había nadie. Se acercó a la recepción, esperando encontrar a una enfermera, pero la computadora estaba encendida con la pantalla rota y los teléfonos no tenían línea.

Caminó hasta una puerta con un cartel de "Salida de Emergencia". Empujó con todas sus fuerzas, pero no se movió. Buscó otra salida, recorriendo pasillos interminables. Todas las puertas llevaban a habitaciones vacías con camillas desordenadas y sábanas manchadas.

En una de esas habitaciones, vio algo escrito en la pared con lo que parecía sangre: "NO ESTÁS SOLO".

Un escalofrío recorrió su espalda. Giró la cabeza bruscamente y vio una sombra moverse al final del pasillo. Respiró hondo y avanzó, llamando a cualquier persona que pudiera escucharlo. Su voz se perdió en el eco de aquel hospital ma***to.

De repente, las luces se apagaron. En la oscuridad, escuchó pasos arrastrándose.

Martín corrió. Tomó el primer pasillo que encontró y llegó a una escalera de emergencia. Bajó corriendo hasta llegar a la planta baja. Se encontró con otra puerta de salida y la empujó con desesperación. Esta vez, cedió.

Pero cuando cruzó el umbral, sintió un mareo repentino. Se tambaleó y cayó de rodillas.

Cuando abrió los ojos, estaba de nuevo en la misma camilla donde había despertado.

El hospital lo había atrapado.

Y en la penumbra, una figura con ojos brillantes lo observaba desde la puerta entreabierta.

El Niño en el Parque 🚨👇👇Sofía llevaba a su hija, Valeria, al parque todas las tardes después de la escuela. Era un sitio...
12/02/2025

El Niño en el Parque 🚨👇👇

Sofía llevaba a su hija, Valeria, al parque todas las tardes después de la escuela. Era un sitio pequeño, con un par de columpios y un resbaladilla vieja, pero a la niña le encantaba. Siempre corría directamente hacia los columpios y pedía que la empujaran más alto.

Un día, mientras la mecía, Valeria se rió y dijo:

—Mami, el niño quiere jugar también.

Sofía miró a su alrededor. No había nadie más en el parque.

—¿Qué niño, amor?

Valeria señaló el columpio vacío junto al suyo y sonrió.

—Ese niño. Dice que quiere que lo empujen.

Sofía sintió un escalofrío, pero decidió seguirle el juego. Empujó suavemente el columpio vacío y se rió nerviosa.

—Listo, ahora los dos están jugando.

Valeria se divirtió por un rato, hablando con su "nuevo amigo". Sofía no le dio mucha importancia, pensando que era solo la imaginación de una niña. Pero las cosas empezaron a ponerse extrañas cuando, esa noche, Valeria se despertó llorando.

—Mami, el niño está en mi cuarto —susurró, abrazándola con fuerza.

Sofía encendió la luz y revisó la habitación, pero no había nada.

—Fue solo una pesadilla, mi amor.

A la noche siguiente, la escuchó reírse en sueños. Cuando entró a verla, Valeria murmuraba algo con los ojos cerrados:

—No me ignores otra vez.

Sofía sintió un n**o en el estómago. Al día siguiente, intentó preguntarle sobre el niño, pero Valeria solo dijo:

—Él vivía aquí antes. Quiere que juguemos siempre.

La madre investigó sobre el parque y descubrió que, hace muchos años, un niño de cinco años había desaparecido mientras jugaba allí. Nunca lo encontraron.

Decidida a alejar a su hija de lo que fuera que la estaba siguiendo, Sofía dejó de llevarla al parque. Pero esa noche, mientras revisaba la baby cam en su celular, vio algo que la hizo soltar el teléfono.

En la pantalla, Valeria dormía tranquilamente… y junto a su cama, la silueta borrosa de un niño la observaba en la oscuridad.

Y antes de que la transmisión se cortara, la voz infantil susurró:

—No me ignores otra vez.

El Video Perdido de la GuarderíaCarlos era un coleccionista de VHS antiguos. Le fascinaba la idea de encontrar grabacion...
12/02/2025

El Video Perdido de la Guardería

Carlos era un coleccionista de VHS antiguos. Le fascinaba la idea de encontrar grabaciones olvidadas, momentos atrapados en el tiempo. Un día, en un mercado de pulgas, encontró una cinta polvorienta con una etiqueta escrita a mano: "Fiesta de Fin de Curso - 1998".

No reconoció el nombre de la guardería en la etiqueta, pero eso lo emocionó más. Compró el VHS por unas monedas y corrió a su casa para verlo en su viejo reproductor.

La grabación comenzaba de forma normal: un grupo de niños de entre cuatro y cinco años cantaba una canción en círculo mientras una maestra los animaba. La imagen era granulada, pero el ambiente parecía alegre. Sin embargo, después de unos minutos, Carlos notó algo extraño.

Cada vez que la cámara se movía rápidamente, los rostros de algunos niños parecían cambiar por una fracción de segundo. Sus ojos se volvían completamente negros, sus bocas se abrían en una sonrisa grotesca, y sus cuerpos se quedaban inmóviles mientras los demás seguían bailando.

Carlos pensó que podía ser un error en la cinta, pero conforme avanzaba el video, la distorsión se hacía más frecuente. Entonces ocurrió algo que lo hizo temblar.

La cámara enfocó a un niño en particular, uno que hasta ese momento no había notado. No cantaba, no se movía. Solo estaba parado al fondo, con el rostro desenfocado. De repente, giró la cabeza directamente hacia la cámara, como si supiera que lo estaban observando. Sus ojos eran pozos oscuros, y sus labios se movían en un susurro silencioso.

Carlos pausó el video, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda. Pero cuando lo reanudó, la imagen había cambiado. La fiesta ya no estaba. Ahora la cámara enfocaba el salón vacío, las sillas volcadas, los globos reventados en el suelo. No había música, solo un zumbido bajo en el audio.

De repente, la cámara comenzó a temblar y apuntó hacia un rincón oscuro del salón. Una sombra se deslizó fuera del encuadre, demasiado rápido para ser una persona. Luego, la pantalla se llenó de estática.

Carlos intentó adelantar la cinta, pero el reproductor se trabó. Golpeó la máquina, desesperado, hasta que la imagen volvió. Ahora había un solo cuadro congelado en pantalla: su propia sala de estar, con él mismo sentado frente al televisor.

Y justo detrás de él, el niño de la guardería, sonriendo.

La televisión se apagó. Y en el reflejo de la pantalla negra, Carlos vio una sombra moverse detrás de él.

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