17/09/2025
Cuando una persona se entera de que un familiar o ser amado es adicto/a a una sustancia, es normal que se experimenten toda una serie de emociones (ansiedad, culpabilidad, tristeza, estrés, angustia, sorpresa, ira, confusión, impotencia) y que aparezcan cientos de dudas del tipo: “qué puedo hacer”, “qué no debo hacer”, “cómo ayudar”, “qué actitud tener”, “cuánto debo implicarme”, “se lo digo o no, lo enfrento", etc.
Antes que nada, sabemos que no es fácil lidiar con un problema de estos en casa, y saber que “uno no es experto” en el tema, por lo que hace “lo que según a su juicio considera que mejor sirve para AYUDAR”, siempre con la mejor de las intenciones y con el deseo “de que el otro deje o controle su comportamiento”. Lo mejor es buscar ayuda profesional tanto para la persona que tiene la adicción así como para los familiares.