Caramelos D corazón

Caramelos D corazón Dar a conocer las costumbres y tradiciones, cultura, deporte y la naturaleza de La Trinitaria y sus alrededores.

Les vengo a desbloquear un recuerdo. 👀
30/08/2025

Les vengo a desbloquear un recuerdo. 👀

La Trinitaria dentro de un cuadro natural ⛰️Laguna Tziscao. 🏞
26/08/2025

La Trinitaria dentro de un cuadro natural ⛰️
Laguna Tziscao. 🏞

24/08/2025

En mi pueblo no hay ojitos mentirosos 🤡 hay ojitos chismosos. 👀

Me cae bien la gente que sabe apreciar el cielo:
17/08/2025

Me cae bien la gente que sabe apreciar el cielo:

¡Homero estaría más que orgulloso y feliz! 🥹Las mariposas monarca casi duplicaron su población en México este 2025 🧡Ahor...
16/08/2025

¡Homero estaría más que orgulloso y feliz! 🥹

Las mariposas monarca casi duplicaron su población en México este 2025 🧡

Ahora ocupan 4.42 hectáreas de pura belleza 🦋👇🏻

Mucha fe, por que todo es el tiempo de Dios. 🙏
16/08/2025

Mucha fe, por que todo es el tiempo de Dios. 🙏

Pocos sabran lo que hermoso que era esto:
14/08/2025

Pocos sabran lo que hermoso que era esto:

14/08/2025

Un Trinitarense no dice “ESTÁ LLOVIENDO” 🌧 Un Trinitarense dice:

14/08/2025
Así es ir al trabajo.
12/08/2025

Así es ir al trabajo.

Hola. Me llamo Alan, tengo 27 años y soy de Ciudad de México. Si estás leyendo esto, quizá buscas inspiración o consuelo...
11/08/2025

Hola. Me llamo Alan, tengo 27 años y soy de Ciudad de México. Si estás leyendo esto, quizá buscas inspiración o consuelo. Yo no tengo respuestas mágicas, pero tengo algo que puede servirte: una historia de dolor y que no terminó en derrota.

Mi vida antes del 2020 era sencilla, feliz, normal. Vivíamos en un pequeño departamento en Iztapalapa, mi mamá, mi papá, mi hermana y yo. Mi mamá era maestra de primaria. Mi papá, electricista. Mi hermana menor, Sofía, era la alegría de la casa.

Yo trabajaba medio tiempo en una papelería mientras estudiaba Administración en la UNAM. No teníamos lujos, pero nos teníamos a nosotros como familia unida. Y eso era suficiente.

Cuando el COVID llegó a México, nadie en mi casa lo tomó muy en serio al principio. Hasta que mi papá empezó con fiebre y tos. Mi papá no creía en el virus, ni la vacuna y eso es porque había mucha desinformación en las redes sociales. Lo llevamos al hospital y ya no regresó.

Luego dos semanas después mi mamá se puso enferma. Ella tenía hipertensión y eso empeoró su salud. No aguantó. No me dejaron verla ni despedirme, solo me quedé llorando en la reja del hospital. Me puse a rezar mucho, pedirle a Dios que por favor no me abandone.

Pero lo peor vino después. Mi hermanita Sofia, la pequeña, la princesa de mis padres también se contagió. Dios mío, solo tenía 9 años, no le hacía daño a nadie, era una niña muy buena. No entiendo por qué pasa todo esto. Fue la única vez que pude entrar al hospital y ni siquiera podía tocar su mano y solo me arrodillé en el suelo a llorar desde la puerta mientras las enfermeras me trataban de levantar.

En menos de dos meses, perdí a toda mi familia.

Me quedé solo. Solo en el mundo.

No podía comer y solo lloraba. No podía dormir, ¿cómo se puede dormir en esa situación? Muchas veces pensé en quitarme la vida porque ya no le encontré sentido a estar solo en esa casa, extrañando a mi familia, los zapatos de mi papá, el lugar donde se sienta mi mamá, los juguetes de mi hermana.

¿Para qué vivir?

¿Por quién vivir?

Me levantaba, miraba sus fotos, y volvía a la cama. Un día me llamaron del hospital diciéndome que tenía que recoger las cosas de mi mamá. Sinceramente no quería ir, ya estaba cansado de llorar, pero fui y me dieron una bolsa con sus cosas. Volví a mi casa y dejé las cosas en la mesa. Me fui a mi cuarto y me eché en la cama.

No recuerdo a qué hora desperté, pero era de madrugada. Me senté en la cabeza de la mesa donde se sentaba mi papá, abrí la bolsa y encontré el celular de mi mamá, medicinas y también había un papelito doblado que era la receta de mi mamá y a la vuelta había algo escrito y era un mensaje de mi mamá.

“Mi hijito lindo, la enfermera habló conmigo y me dijo que sería bueno que deje un mensaje: tienes que ser fuerte por tu papá y por mí. Yo siempre te voy a cuidar y voy a estar con tu papá y te vamos a proteger. Cuida mucho a Sofia, mi princesa. Te amo, hijo.”

Ya había amanecido para cuando terminé de llorar. Me fui a bañar y salí a caminar. A comer. A ordenar la casa. A abrir las cortinas. Me inscribí a terapia gratuita por Zoom con una organización de duelo.

Me ofrecí como voluntario en un albergue donde apoyaban a huérfanos por COVID. Ahí conocí a Leo, un niño de 10 años que también había perdido a sus padres. Y entendí que ayudar también me sanaba.

Este año (2025) me gradué. Entregué mi tesis con una dedicatoria especial: “A mis tres estrellas, que me miran desde arriba.”

Trabajo en una fundación que ofrece apoyo emocional a jóvenes en duelo. Doy charlas. Escribo. Acompaño. Y sí, sigo extrañando. Todos los días. Pero ya no me paraliza, ahora lo hago por ellos.

Mi historia es dura, sí. Pero también es prueba de que se puede reconstruir lo que se rompe. No queda igual, hay cicatrices, pero me ayuda a seguir vivo.

Si tú estás pasando por algo parecido.
Permítete llorar. Permítete caer. Pero también permítete levantarte.
Y créeme: tu historia aún no termina.

Retomado de la red.

LA INCOMPRENDIDA OLLA DE BARRO¿Por qué fueron reemplazadas por aluminio y teflón?Durante siglos, las ollas de barro fuer...
06/08/2025

LA INCOMPRENDIDA OLLA DE BARRO
¿Por qué fueron reemplazadas por aluminio y teflón?

Durante siglos, las ollas de barro fueron el corazón de la cocina tradicional. Con ellas se cocinaba lento, parejo y sin tóxicos.

Guisos, frijoles, moles, atoles, caldos… todo sabía diferente. Más profundo. Más vivo.

El barro no era solo un recipiente: era parte de la medicina. Porque cuando el barro es curado correctamente, libera minerales como hierro, calcio y magnesio al alimento.

Pero con la llegada del siglo XX, la industria comenzó a promover aluminio, acero esmaltado y más tarde, teflón. Se vendieron como “modernos”, “prácticos” y “seguros”.

El barro fue desplazado como si fuera cosa de pueblos ignorantes. Lo que no dijeron es que el teflón libera gases tóxicos a altas temperaturas.Y que el aluminio, cuando se desgasta, puede filtrarse al alimento.

Hay estudios (Exley, 2013; Krewski et al., 2007) que lo vinculan con problemas neurológicos y degenerativos.

Mientras tanto, las ollas de barro —hechas a mano y con tierra— nunca necesitaron químicos para ser efectivas. Solo requerían respeto: curarlas bien, usarlas con fuego bajo, cuidarlas como herencia.

La industria nos convenció de que lo “rústico” era sucio y lo brillante era mejor. Pero no todo lo nuevo es progreso.

Mucho se perdió cuando dejamos de usar utensilios vivos para usar superficies recubiertas con plásticos y metales artificiales. Hoy, muchas familias y chefs están regresando a la cazuela de barro.

Por sabor, por salud, y por conexión con la tierra.

Conclusión:

El barro cocina con alma. Y lo que alimenta el alma, también cura el cuerpo. Volver a las raíces no es retroceder: es recordar lo que el marketing nos hizo olvidar.

Fuente
Divina mujer

Dirección

La Trinitaria
30160

Página web

Notificaciones

Sé el primero en enterarse y déjanos enviarle un correo electrónico cuando Caramelos D corazón publique noticias y promociones. Su dirección de correo electrónico no se utilizará para ningún otro fin, y puede darse de baja en cualquier momento.

Compartir

Categoría