03/11/2024
Lección 6 | Domingo 3 de noviembre
HUMILDAD: JUAN EL BAUTISTA VUELVE A DAR TESTIMONIO
La lección 2 describió cómo el testimonio de Juan el Bautista llevó a los primeros discípulos (Andrés y Juan, Pedro, Felipe y Natanael) a Jesús. Cabría esperar que el Bautista desapareciera de escena tras dar su testimonio. Pero reaparece varias veces en el Evangelio de Juan.
Lee Juan 3:25 al 36. ¿De qué manera Juan el Bautista es comparado con Jesús?
Jua 3:25 Se entabló entonces una discusión entre los discípulos de Juan y un judío[o] en torno a los ritos de purificación.
Jua 3:26 Aquéllos fueron a ver a Juan y le dijeron: —Rabí, fíjate, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, y de quien tú diste testimonio, ahora está bautizando, y todos acuden a él.
Jua 3:27 —Nadie puede recibir nada a menos que Dios se lo conceda —les respondió Juan—.
Jua 3:28 Ustedes me son testigos de que dije: “Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él.”
Jua 3:29 El que tiene a la novia es el novio. Pero el amigo del novio, que está a su lado y lo escucha, se llena de alegría cuando oye la voz del novio. Ésa es la alegría que me inunda.
Jua 3:30 A él le toca crecer, y a mí menguar.
Jua 3:31 »El que viene de arriba está por encima de todos; el que es de la tierra, es terrenal y de lo terrenal habla. El que viene del cielo está por encima de todos
Jua 3:32 y da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio.
Jua 3:33 El que lo recibe certifica que Dios es veraz.
Jua 3:34 El enviado de Dios comunica el mensaje divino, pues Dios mismo le da su Espíritu sin restricción.
Jua 3:35 El Padre ama al Hijo, y ha puesto todo en sus manos.
Jua 3:36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rechaza al Hijo no sabrá lo que es esa vida, sino que permanecerá bajo el castigo de Dios.
Surgió una disputa entre los discípulos de Juan el Bautista y un judío anónimo acerca de la purificación, probablemente, sobre la eficacia del bautismo (comparar con Mar. 1:4, 5). Curiosamente, cuando los discípulos de Juan acuden a él para dirimir la cuestión, mencionan a Jesús: “Está bautizando, y todos van a él” (Juan 3:26). No es difícil leer entre líneas que están celosos de Jesús y preocupados por la reputación tanto de su maestro como de ellos mismos.
Habría sido muy fácil que Juan cediera a los celos, pero no lo hizo pues sabía cuál era su misión. Por el contrario, recordó a sus discípulos que nunca pretendió ser el Cristo. Vino, en cambio, a señalar hacia él, a prepararle el camino, a ser su testigo (Juan 1:6-8).
Utilizando la ilustración de una boda, se compara a sí mismo con el amigo del novio, y a Jesús con el novio. La novia sería el pueblo de Dios (comparar con Ose. 2:16-23; Isa. 62:1-5). Luego, en palabras que muestran la verdadera grandeza de Juan, dice: “Él tiene que crecer y yo menguar” (Juan 3:30).
Juan 3:31 al 36 continúa la comparación entre Jesús y Juan para destacar así la superioridad del Mesías respecto de su precursor. Al dirigir así la atención hacia Jesús, Juan subraya nuevamente la idea del testimonio. Quienes reciben ese testimonio y creen en Jesús tienen vida eterna. Quienes no lo reciben quedan bajo la ira de Dios. Eso dice el texto. Dios ama al mundo y envió a su Hijo para salvarlo (Juan 3:16, 17), pero quienes rechazan el regalo que se les ofrece enfrentarán la consecuencia de sus propios pecados: la muerte eterna.
¿Cómo podemos aprender la lección de la humildad en relación con Dios y con los demás? ¿Qué podemos aprender del ejemplo de Juan acerca de la humildad?