
24/08/2025
¡ESTA NOCHE EL DIABLO ANDA SUELTO!
El 24 de agosto se aproxima… y con él, una advertencia que ha recorrido generaciones: ese día nadie debe tentar a la suerte jugando con fuego, cuchillos, armas o cualquier cosa peligrosa. No es un simple consejo… es una condena anunciada. Porque en esa fecha —cuentan los abuelos — el diablo anda suelto, buscando a quien llevarse.
El día coincide con la festividad de San Bartolomé, uno de los doce apóstoles, cuyo martirio fue tan cruel que lo canonizó: lo desollaron vivo, arrancándole la piel hasta dejarle la carne expuesta. Desde entonces, su conmemoración está teñida de sangre y misterio.
LA NOCHE DEL 23 DE AGOSTO
A partir de las 11 de la noche, el aire cambia. La gente mayor asegura que un silencio fantasmal envuelve la noche, hasta que este se rompe por los primeros truenos de una tormenta que anuncia la llegada del demonio. Una lluvia feroz cae del cielo, acompañada de rayos que iluminan brevemente figuras imposibles en la oscuridad.
No debes salir al campo a esa hora. Se dice que, bajo la tempestad, las víboras se levantan sobre su cola y caminan erguidas, como si fueran bestias de otro mundo. Y quienes se han atrevido a entrar en cuevas esa noche, nunca regresaron iguales… algunos quedaron atrapados en un tiempo ajeno. Al salir, los hallaban envejecidos de repente o, al contrario, intactos mientras el mundo entero había envejecido sin ellos.
EL ORIGEN DE LA MALDICIÓN
La leyenda remonta su raíz al Valle de Chicama, en Perú. San Bartolo, su protector, fue desafiado por el demonio, que lo envidiaba y ansiaba arrebatarle sus riquezas. El trato era sencillo: una carrera por el dominio del valle. El santo aceptó, pero cuando el diablo tomó ventaja, Bartolo clamó al cielo. Un salto milagroso lo llevó a cruzar el río Chicama de orilla a orilla, dejando grabada su pisada en la roca.
El demonio, en su soberbia, intentó imitarlo… pero el río lo tragó entre espuma y fango. Dicen que aún hoy, cuando las aguas crecen, puede verse una cola negra agitándose en las profundidades.
LA ADVERTENCIA FINAL
Cada 24 de agosto, el diablo regresa. Busca mujeres, marchita la tierra y tienta a los hombres para que caigan en desgracia. Esa noche no es como las demás: es un recordatorio de que la lucha entre lo sagrado y lo profano no ha terminado.
Y si el reloj marca las once y la tormenta comienza, recuerda: cierra tus puertas, apaga la luz y no pronuncies su nombre. Porque el diablo… ya anda suelto.