
05/10/2025
Era 1967, y Suzuki presentó al mundo la RK67, y lo hizo con una declaración implícita: “La perfección no es opcional”.
Era un bicilíndrico de dos tiempos de apenas 50 centímetros cúbicos, capaz de entregar 17 caballos a más de 17.000 revoluciones por minuto. Sobre el papel, una cifra absurda para un motor tan minúsculo… pero en la pista, era pura poesía mecánica.
Su caja de 14 velocidades no era un capricho: cada cambio era un salto milimétrico dentro de un rango de potencia tan estrecho que un solo error podía sepultar tus opciones de victoria. Montarla era como caminar sobre un cable a 200 km/h: sin margen para la duda, sin espacio para el miedo.
No era una moto para cualquiera. Era una máquina que premiaba la disciplina, la precisión y la conexión total entre piloto y máquina. La RK67 no perdonaba, pero cuando la entendías, te llevaba a un lugar donde la física parecía inclinarse ante tu voluntad.
Era la prueba de que, incluso en el mundo de las motos más pequeñas, se podía construir algo tan exigente y sublime que rozaba el arte
En conclusión los motores 2t no son para cualquiera
Depende del conocimiento y la pericia del piloto además de escuchar su máquina