24/09/2025
Imagina que los rascacielos de México son como un grupo de amigos gigantes en una fiesta en las nubes.
Primero llega Chapultepec Uno, elegante, con su traje de vidrio y acero, el que siempre presume que tiene la mejor vista de Paseo de la Reforma.
Después aparece la Torre Reforma, altísima y con forma triangular, como si fuera el amigo fit que se pasó la vida haciendo sentadillas para tener esa estructura tan firme. De pronto entra Torre Mitikah, la más nueva del grupo, la millennial que dice “¡mírenme todos!” porque sabe que es la más alta de la CDMX.
En el norte no podían faltar los regios: Torre Koi, que parece sirena gigante guardando San Pedro Garza García, y la poderosa Torre Obispado I, que se lleva el título de ser la más alta de todo México y Latinoamérica, como el amigo que siempre gana en “¿quién mide más?”.
Juntos forman un combo imponente que nos recuerda que México también juega en las ligas altas… literalmente.