25/07/2025
¿Quién cuida a los que nadie cuida?
El caso de la joven abandonada en Zacatipán expone una verdad incómoda: hay niñas y niños que están creciendo solos en medio de una sociedad que no siempre responde a tiempo.
Tamazunchale, S.L.P. — La mañana de este viernes, elementos de Protección Civil localizaron a una adolescente de apenas 14 años en los campos de Zacatipán, desorientada y en aparente estado de intoxicación, completamente sola. La escena es alarmante por sí sola, pero más lo es al saberse que su madre no se encontraba en casa al momento del rescate, presuntamente indispuesta, sin conciencia de la situación de su hija.
Este caso no solo exhibe un acto de abandono, sino que abre la puerta a una pregunta urgente:
¿Quién protege a estos menores cuando sus propios padres han elegido no estar?
¿Qué dice la ley?
En México, cuando un menor de edad es encontrado en una situación de riesgo físico, psicológico o moral, como en este caso, se activa un protocolo de protección inmediata:
Intervención inmediata de Seguridad Pública o Protección Civil, quienes resguardan a la persona menor de edad y notifican al Sistema DIF Municipal.
El DIF debe activar medidas de protección y realizar un estudio sociofamiliar. Si se determina que hay omisión de cuidados, negligencia, o consumo de sustancias por parte de los padres, puede iniciarse un proceso legal.
La Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (PPNNA) debe intervenir para garantizar los derechos del menor, y en caso de riesgo, el DIF puede retirar la custodia temporalmente para su resguardo en una casa hogar o con familiares aptos.
¿Quién responde por ellos?
La respuesta es dura: muchas veces nadie de manera eficaz o inmediata. La sobrecarga institucional, la falta de personal especializado en zonas rurales, y la indiferencia social permiten que estos casos se repitan. Y lo más grave: quedan impunes.
Mientras hay madres y padres que anteponen su libertad personal o su "vida", como suelen decir, por encima del cuidado de sus hijos, hay niñas y niños que sufren las consecuencias: abandono, adicciones, violencia, abuso.
¿Y ahora qué?
El DIF Municipal, la Procuraduría del Menor y la Fiscalía del Estado deben actuar con firmeza y sin tolerancia, no solo para atender a esta joven, sino para investigar la situación familiar y evitar que vuelva a suceder. Porque la vida de un menor no puede estar sujeta a la voluntad o descuido de un adulto irresponsable.
Este caso debe marcar un antes y un después. Debe prender las alertas de nuestras instituciones, y también de nuestra conciencia social.
Porque cuando una niña aparece sola, intoxicada y desorientada, la sociedad entera ha fallado.