31/10/2025
*"El Rostro del Valor"*
Luis no era bombero, ni héroe de película. Solo era un hombre común, con una vida sencilla y un corazón grande. Aquella tarde caminaba por su barrio cuando vio humo saliendo de una casa. Gente gritaba. Una madre lloraba desesperada:
—“¡Mi hijo! ¡Mi hijo está adentro!”
Sin pensarlo, Luis corrió hacia el fuego. El calor era insoportable, el humo cegaba, pero escuchó el llanto del niño. Lo encontró escondido bajo una mesa, temblando. Lo cubrió con su chaqueta y lo sacó en brazos, justo antes de que el techo colapsara.
Pero Luis no salió ileso. Las llamas alcanzaron su rostro. Pasó semanas en el hospital, entre cirugías, vendas y dolor. Cuando por fin pudo mirarse al espejo, su reflejo había cambiado para siempre. Su piel, antes normal, ahora llevaba cicatrices profundas. Pero sus ojos… seguían igual de firmes.
Algunos lo evitaban por su apariencia. Otros lo miraban con lástima. Pero el niño que salvó, Mateo, corría a abrazarlo cada vez que lo veía.
—“Tú eres mi superhéroe”, le decía.
Luis nunca pidió reconocimiento. Solo dijo:
—“Volvería a hacerlo mil veces más. Porque ese niño… merecía vivir.”
