
04/07/2025
El Cardenal Felipe Arizmendi Esquivel, Obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas (México), afirmó que “no es pecado ser homosexual”, sino “practicar relaciones homosexuales, porque esto sí depende de la voluntad personal”.
En una reflexión en el marco del “Mes del orgullo gay”, el cardenal comentó que ha visto a muchas personas “luchando por ser respetadas”, mientras que otras aprovechaban la ocasión para “exhibirse en posturas y movimientos de toda tendencia”.
Aclaró que la Iglesia Católica “ha defendido que se les pueda dar incluso una bendición personal, hacer una petición a Dios que les bendiga, como bendecimos a tantas personas sin analizar su situación personal, pero cuidando que esa bendición no se confunda con una legitimación, como si fuera una unión matrimonial entre personas del mismo sexo”.
El Cardenal Arizmendi se refería así a la declaración Fiducia supplicans, publicada en diciembre de 2023 por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que permite a los sacerdotes ofrecer este tipo de bendiciones fuera de contextos litúrgicos.
Subrayó que es importante mostrarles “amor misericordioso y respeto”, pero recordó que la verdad no debe debilitarse: “Dios hizo solamente dos sexos, masculino y femenino, y la complementación matrimonial sólo es bendecida entre un hombre y una mujer”.
El cardenal agregó que, en algunos casos, “se ha identificado que la homosexualidad puede originarse en disfunciones en la relación con las figuras paterna y materna, sea de rechazo, sea de identificación”, y explicó que algunas tendencias homosexuales pueden surgir de mecanismos inconscientes desde la infancia, según la psicología.
“Hasta aquí, no hay responsabilidad personal; por tanto, no es pecado ser homosexual; lo pecaminoso es practicar relaciones homosexuales, porque esto sí depende de la voluntad personal”, aseguró.
Ante esta realidad, pidió a los fieles católicos ser “respetuosos con las personas homosexuales; nada de desprecios y discriminaciones”, a la vez que reiteró el llamado a proclamar la enseñanza de la Iglesia Católica y recordar que “las experiencias personales que afectan esta realidad deben ser cuidadosamente atendidas y respetadas”.
El Catecismo de la Iglesia Católica define la homosexualidad como “las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo”.
Esta inclinación, señala el texto, “constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba” . Por esta razón, se indica que deben “ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta”.
El Catecismo reitera que “la tradición ha declarado siempre que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados. Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso”.